Curiosamente… La forma en la que percibimos los colores nos producen sensaciones y éstas, a su vez, nos animan o afectan psicológicamente.
Los colores tienen diferente significado, de acuerdo al país o religión en el que se ha crecido; por ejemplo, el morado en los judíos se puede utilizar como luto, o para los japoneses el blanco simboliza muerte. Sin embargo, hay estudios que revelan que en la mayoría de los humanos estos colores crean la misma percepción.
Rojo: Tanto en mujeres como hombres que buscan incrementar su atractivo, pero especialmente en estos últimos, sepan que la próxima vez que tengan una cita, deben vestir con este color o con algo rojo cerca del rostro si buscan el éxito. El rojo se asocia con la pasión, el romance, el poder y el dinamismo sexual, entre otras cosas.
Anaranjado: Representa la alegría, la juventud, el calor, el verano. Aumenta el optimismo, la seguridad, la confianza, el equilibrio. Disminuye la fatiga y estimula el sistema respiratorio.
Amarillo: En muchas culturas es el símbolo de la deidad y es el color más luminoso, más cálido, ardiente y expansivo. Es el color de la luz del sol. Provoca el buen humor y la alegría.
Azul intenso: Es el símbolo de la profundidad. Se le atribuyen efectos calmantes y se usa en ambientes que inviten al reposo. Pero también el poder para desintegrar las energías negativas.
Verde: Simboliza la esperanza, la fecundidad, los bienes que han de venir, el deseo de vida eterna. Se le atribuyen virtudes como la de ser calmante y relajante, resultando eficaz en los casos de excitabilidad nerviosa, insomnio y fatiga.
Blanco: Es asociado con la paz, pureza y fe, con alegría y pulcritud. Representa el amor divino, estimula la humildad y la imaginación creativa.
Gris: Puede expresar elegancia, respeto, pero también desconsuelo, aburrimiento, vejez. Es un color neutro y en cierta forma sombrío. Ayuda a enfatizar los valores espirituales.
Negro: Tradicionalmente se relaciona con la oscuridad, la formalidad y solemnidad, la tristeza, la melancolía. Pero también es un color que denota poder, misterio y el estilo. En nuestra cultura es también el color de la muerte y del luto; se reserva para las misas de difuntos y el Viernes Santo.