Curiosamente… Un grupo de exploradores que descubrieron la legendaria Ciudad Blanca perdida o también conocida como la Ciudad del Dios Mono en la extensa zona de bosque tropical en la región de la Mosquitia, Honduras, perdieron el rostro por una extraño parásito carnívoro.
Durante mucho tiempo se ha difundido la leyenda que existe un lugar con extraordinaria riqueza y belleza; un lugar que fue mencionado desde 1526 en las cartas de Hernán Cortés. Valiosa información afirma que la mítica ciudad fue deshabitada en el siglo XVI, argumentando que el lugar había sido maldecido por los dioses con una terrible enfermedad.
Ya en época actual, un grupo comandado por Preston y el explorador Steve Elkins, montaron la búsqueda de la metrópoli perdida. Contrataron un avión Cessna equipado con imagen láser de alta tecnología para recorrer la región. La alegría se hizo presente en el momento en el que las fotografías de la búsqueda mostraban una serie de estructuras con ángulo perfecto. Después de luchar en la selva por días para llegar a la zona no habían encontrado nada, debido al crecimiento excesivo de flora que ocultaba cualquier cosa que se encontrara allí. Pero al día siguiente uno de los integrantes del equipo se percató que una piedra con extraña apariencia sobresalía de la naturaleza. ¡Eureka!
El descubrimiento tuvo un gran impacto, al punto que el propio Presidente de Honduras, en ese entonces, les recogió el hallazgo que era una cabeza de jaguar gruñendo. El folklor cuenta que al haber encontrado la mítica ciudad se encendió la ira del Dios Mono que castigaría a los responsables. Y no tardaría mucho, al terminar la caravana, algunos de los miembros del equipo de la expedición se dieron cuenta que habían contraído la rara enfermedad del parásito Leishmaniasis, que literalmente come carne y que dejó sin nariz y labios a los valientes excursionistas.
¿Obra de una maldición o simplemente acto de la naturaleza? ¿Qué opinas?
