Metepec
Un migrante centroamericano es un ser humano igual al resto, al menos esa es la opinión de los hondureños y salvadoreños que habitan en el albergue que se ubica en el municipio de Metepec, el único de Hermanos en el Camino que existe en el Valle de Toluca. Un taller mecánico al que sólo llega ayuda humanitaria de la sociedad civil y que no es tomado en cuenta por las autoridades gubernamentales.
Dentro de este predio con piso de cemento y paredes repletas de autopartes, hay dos cuartos divididos por sábanas y lonas con tres literas. Encima de un mueble tres colchones. Dentro de una camioneta, una cama y camisas colgadas. Se trata de las recámaras que brindan cobijo a los hombres y mujeres que han recorrido kilómetros desde la frontera con México hasta Toluca, Estado de México, en donde hallaron una ruta segura que les permita llegar hasta la frontera con Estados Unidos; ahí les depara un cruce más, ciertamente no el más peligroso.
Armando Vilchis es el coordinador de este albergue. Años atrás comenzó a trabajar hombro a hombro con el Padre Alejandro Solalinde, quien emprendió la dura batalla que implica la defensa de los migrantes que salieron de su país buscando oportunidades, igual que argumentan los mexicanos en norteamérica, sólo que por México también enfrentan discriminación, además del secuestro, la extorsión, violaciones y robo.
En las calles de Metepec se ubica este espacio seguro, en donde encuentran amigos, compatriotas, sobre todo un aliado que gestiona en las instancias correspondientes mexicanas los permisos de estancia por un año, con lo que podrán trabajar sin ser perseguidos, lo que no asegura que sean bien pagados, generalmente son contratados por la mitad del salario que percibe un mexicano.
“No es una tarea fácil, nos hacen falta muchas cosas; por ejemplo, tenemos carencia de alimento, ropa, zapatos, pero también artículos de higiene personal, espacios donde habiten dignamente los migrantes de Honduras o El Salvador que llegan a la capital mexiquense”, dijo Armando.
Un hombre de aproximadamente 60 años de edad, quien junto con su voluntad de ayudar se responsabiliza de niños de 14 años que son perseguidos en su país y que no pueden volver por temor a ser obligados a formar parte de pandillas, mujeres que vienen con niños recién nacidos huyendo de una nación que los expulsa por hambre. “Lo más triste es que hay autoridades, diputados, senadores, que se gastan cantidades idiotas en cosas que son un absurdo, pero a estas personas no hay quien las ayude, sólo tenemos la voluntad de la gente”.
Entre los cientos de historias que escucha Armando, se encuentran las de 2 mil personas que atravesaron por este albergue tan sólo en 2017, la lista no es menor, porque para cuando salgan los 12 que actualmente pernoctan, habrá más de 20 tocando a la puerta, con quienes ya se contactó vía internet.
“Ellos se avisan, tenemos una página de internet a través de la cual nos piden el ingreso. Estamos pendiente todo el tiempo, lo más complejo es el trato con autoridades locales, estatales, porque incluso las migratorias en México ya identifican este espacio como un sitio seguro para los migrantes”.
En Toluca, dijo, el mayor de los conflictos es que emprendieron redadas para la detención de estas personas, además hay cierto hostigamiento en contra de los migrantes, de modo que debió solicitar ayuda directamente a la federación, toda vez que en el estado no hubo respuesta a su petición y tampoco ha podido comunicarse con Jorge Olvera García, pues su particular Osiris ha impedido el contacto.
“Estoy seguro de que el comisionado de los Derechos Humanos estatal es una buena persona, sensible a estos temas, pero simplemente es que hay gente que no está en la misma sintonía, lo que me impide sentarme con él y exponer nuestras condiciones”.
En este taller mecánico, en donde además de automóviles se alberga la esperanza de quienes atraviesan México para alcanzar un sueño, lo que más abunda es la hermandad, el ánimo de ser mejores y el deseo más grande para el 2018 es que sean vistos como pares, porque huyeron de la miseria y la violencia, tal como los mexicanos huyen de esta nación.