Desde el primer momento de los sismos del 7 y del 19 de septiembre y los que se han sucedido, de menor intensidad, el Estado Mexicano estuvo presente al lado de la sociedad encabezada por sus jóvenes, jugando un papel articulador, organizador, técnico, de dirección y canalización de todos los esfuerzos ciudadanos y de la ayuda humanitaria nacional e internacional hasta la fatiga, dándolo todo, pidiendo con el ejemplo y el conocimiento especializado.
Los millennials y a los que no se han clasificado, padres de familia, mujeres, el Ejército, la Marina, la Policía Federal, los médicos, los topos, los técnicos de la protección civil y otros especialistas actuando como voluntarios en los derrumbes, y muchos en los centros de acopio, en la clasificación de productos, en la preparación de alimentos, generando orientación en las redes sociales; los empresarios con grandes iniciativas y donaciones, las organizaciones sociales y vecinales trabajando y trabajando en diversos frentes, gritándole a México, te vamos a salvar, dan fe que lo han hecho, que lo están haciendo y que lo seguirán haciendo. Su angustia patria resolverá la crisis de la mano de los soldados y los civiles que con una energía generada por la tragedia, emprenden un nuevo tiempo.
Doy fe de los medios de comunicación, de reporteras y reporteros incansables, de la voluntad de hacer. Doy fe de lo inédito y de lo insólito. Doy fe del ciudadano y de la autoridad preocupados. Doy fe que las redes sociales aceleraron la ayuda o la sabotearon. Doy fe de la autoridad que asumió sus errores y de las y los que no han parado de trabajar. Doy fe que unidos por una causa nuestros jóvenes y los mexicanos hemos sido invencibles para construir no para destruir. Doy fe que el dolor y el miedo no nos vencieron y que el Estado Mexicano está de pie al lado de los mexicanos.
@MargaJimenez4
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