Vivimos una época que quizá nunca nos imaginamos; claro, llegamos a ver películas que nos narraban el contagio de enfermedades mortales, o en otras que te convertías en zombie y todos a compras de pánico y resguardarse en sus casas.
A finales de 2019, escuchábamos de una nueva enfermedad, Coronavirus, que con el tiempo cobró más fuerza y arrebató miles de vidas en el mundo, llegando a nuestro país en marzo de este 2020.
La indicación fue quedarnos en casa para evitar el contagio por COVID-19; muchos aseguraron, y todavía sostienen, que es una cortina de humo o un invento. La manera de evitarlo, con higiene y modales al estornudar o toser, no son medidas extraordinarias, son sencillas pero de gran importancia; quizá por eso muchas personas lo toman a la ligera.
Lo importante es que no pierdan de vista que lo que se quiere evitar es que colapsen los servicios médicos como en otros países, donde se registraron muchos casos simultáneos de COVID-19 y los servicios fueron rebasados, dando prioridad a los más jóvenes. Tuvieron que escoger a quien salvaban por la falta de ventiladores.
Para evitar la propagación hay que quedarnos en casa, o evitar salir de ella sólo para lo estrictamente necesario, como comida, medicamentos y las personas que viven al día, que sí tienen que salir. Pero que veamos familias enteras en la calle con adultos mayores y niños, no es posible.
Es importante que hagamos conciencia, que veamos lo que están viviendo otros países. Quédate en casa, si ya es la segunda etapa de la cuarentena, pero tiene un fin, que al final del día nadie falte.
Muchos están viviendo un tremendo estrés, ansiedad, insomnio y muchas otras alteraciones por este encierro, que hay que ver lo bueno que está dejando a su paso. Vivíamos en una carrera todo el día: la escuela, el trabajo, la comida, los niños, la casa, y anhelábamos un puente o fin de semana, pues estábamos acumulando pendientes, no sólo de casa y con nuestros seres queridos, sino con nosotros mismos.
Hoy es tiempo para eso que nunca tenías tiempo; para tomar tu café sin prisas, para platicar con tus hijos, para jugar con ellos, para volverte enamorar de tu pareja, para arreglar el baúl de los recuerdos, el álbum de fotografías, de sacar del clóset lo que hace mucho ya no ocupas, de intentar cocinar ese platillo que lleva tiempo y mucha destreza; de aprender algo nuevo, de leer ese libro, de cantar y bailar, de hacer ejercicio, de hacer mil cosas. Hoy es tiempo de saber si vives plenamente, si te gusta tu vida, si eres feliz, si estás viviendo o sobreviviendo.
Es tiempo para aquello que no había tiempo; toca adaptarnos, hoy estamos lejos pero unidos, y mañana habrá recobrado su valor el beso y el abrazo.
¡Aprovecha este tiempo, para lo que no tenías tiempo!
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