Diablo: Hola, Simplicio.
Simplicio: ¡Ay, maldito Diablo, no te aparezcas así de repente!
Diablo: Se ve que te tiene nervioso el fin del sexenio.
Simplicio: Lo que me pone de nervios es el infierno en que has convertido el sistema político.
Diablo: ¿Y yo por qué?
Simplicio: Porque ha resultado un gran engaño.
Diablo: ¿No querían la Democracia?
Simplicio: Pero, maldito Diablo, la convertiste en un desbarajuste infernal, peor que el que teníamos antes.
Diablo: Tu problema, Simplicio, como el de la mayoría de tus compatriotas, es que creen que es muy simple injertar la democracia en una sociedad acostumbrada desde siempre al autoritarismo. No es mi culpa que no haya demócratas en este país.
Simplicio: Te equivocas, engendro del Averno, somos una sociedad moderna, exigimos el progreso de la democracia, de la liberalización y legalización crecientes de las instituciones y costumbres que hagan imposible el retorno a esas prácticas autoritarias.
Diablo: !Ay!, como escribió Maurice Joly en su libro ¨Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu¨, cuantas veces he escuchado ese “imposible” optimista… y cuántas veces, a quienes me aseguran que las cosas ya nunca volverán a ser como eran antes, desearía responderles: “Tiene usted razón; serán peores”
Simplicio: Siempre tan negativo. Ahora, por una cita literaria, quieres hacerte pasar por un Déspota Ilustrado, pero no eres sino un creador de caos, has echado a perder las instituciones, los partidos son una caricatura sin ideología, los políticos son unos exhibicionistas sin ideas...y, para rematar, inventaste una bola de supuestos independientes...
Diablo: Esa jugada me salió bastante bien, ¿no crees? Es la culminación del fomento del narcisismo, apoyado en las nuevas plataformas de comunicación de internet.
Simplicio: Eres un cínico, estás acabando con la prensa libre, no simplemente proscribiendo sus ideas sino trastocándolas, apropiándose de ellas bajo un disfraz de fraseología liberal, abriendo las puertas indiscriminadamente a los nuevos medios de difusión.
Diablo: Bueno, no es mi culpa que los ¨periodistas¨ de los medios tradicionales no hayan previsto los efectos de la electrónica, ni que el poder público y privado podría apropiarse del más influyente de todos los órganos de prensa de un país: la radio-televisión.
Simplicio: Pues no te confíes, cínico Diablo, con internet y las nuevas plataformas electrónicas de comunicación te va a salir el tiro por la culata porque hoy hay un nuevo periodismo ciudadano con mucha información y gran transparencia.
Diablo: Querido y simple Simplicio, ¿no te das cuenta, tontísimo, que ya dejamos atrás la modernidad y que uno de los pilares del despotismo posmoderno es que la desinformación reina, pues cuanto mayor es la cantidad de información, menos la perciben los ilusos ciudadanos?
Simplicio: No tienes remedio, todo lo bueno lo echas a perder con tu supuesta ¨inteligencia¨ pero no eres sino un costal de puras mañas posmodernas.
Diablo: Pues tú ni siquiera te pareces a tu antecesor Simplicius Simpllicissimus, cuya leyenda recogió Christoffel von Grimmelshausen en su famoso libro, más bien te pareces cada vez más al tontísimo Simplicio que sale en la vieja serie radiofónica La Suprema Corte...
Simplicio: Bueno, méndigo Diablo, no voy a aguantar tus insultos. Aquí se acabó este diálogo. Vete a ch...a tu madre...
Diablo: Pues tú empezaste y el que se lleva se aguanta. Pero tu injuria no me ofende ni tu calumnia me llega, porque yo soy un ángel... no tengo ni nunca he tenido madre.
Simplicio: Ángel... caído...
Diablo: Ahí muere...
¿Continuará?