A fin de mostrar músculo, el sábado 18 de marzo con motivo de la conmemoración de la expropiación petrolera se realizó una “concentración popular” de acarreados, a fin de envolver al presidente López Obrador con el lienzo sedoso del poder.
El otro motivo de la concentración fue el llamado del presidente de la república a que la 4T siga defendiendo la vida democrática, así como demostrarles a los mexicanos que él tiene más seguidores que la sociedad organizada que de manera voluntaria acudió a la marcha y concentración del 13 de noviembre y del 26 de febrero a defender al INE y al voto ciudadano, así como a la democracia construida durante décadas, que AMLO viene destruyendo.
La ira no es amiga de la razón, y la concentración que se llevó a cabo en 2018 en que ganó las elecciones López Obrador y festejó su próxima llegada a la presidencia de la república no se pareció en nada a la realizada el pasado domingo.
Al revisar las declaraciones recientes se advierten contradictorias con lo dicho entonces, pero AMLO quiso salirle al paso a las dos anteriores organizadas por diversos grupos de la sociedad que ya van creando liderazgos más allá de los partidos para las elecciones del año próximo.
En la conmemoración de la expropiación petrolera en el Zócalo, por primera vez en la historia reciente, estuvo ausente la familia Cárdenas, descendiente del general Lázaro Cárdenas, autor de ésta. Ellos acudieron al Monumento a la Revolución en familia. Lázaro, su nieto, no estuvo en la concentración, el que fuera asesor del presidente López Obrador hasta hace poco y renunciara en febrero a consecuencia de los agravios de AMLO a las declaraciones del ingeniero Cárdenas en torno a los cambios constitucionales que viene realizando el presidente: se dio la ruptura.
Si esto no fuera suficiente, López Obrador nos tiene una novedad: la intención de controlar el registro federal de electores, él mismo. Así su poder sería imbatible; pero no, la sociedad está organizada y pudiera dar una sorpresa en los próximos días. El asesinato paulatino de la democracia, así como la quema de la figura de la Ministra Presidenta de la Corte en plena Plaza de la Constitución, Norma Lucía Piña, preocupan y mueven. Son los idus de marzo.