Toluca
Después de 14 años de alianza con el PRI para enfrentar procesos electorales en el Estado de México, y 3 años antes, en 2000, de un ensayo con el PAN en la pugna presidencial, el Partido Verde Ecologista de México se presentará prácticamente solo en las elecciones del presente año, con un termómetro que, todo indica, irá a la baja.
El riesgo de perder su cuarta posición política en la entidad, y apenas lograr mantener su registro con las candidaturas comunes en 15 distritos locales, son parte de este escenario difícil para un partido que, desde su creación en 1986 con Jorge González Torres, apareció como una institución de “familia”; su hijo, Jorge Emilio González Martínez, el “Niño verde”, perpetuado en la dirigencia, así lo refiere.
La designación, apenas en septiembre pasado, como presidente del PVEM en la entidad del bisoño José Alberto Couttolenc Buentello, diputado federal de representación proporcional, por la tercera circunscripción de Chiapas, y quien fue regidor en Huixquilucan apenas en el 2013, certifican el poco interés por reavivar este instituto.
Ser ex cuñado del propio Jorge Emilio González, habla de lo que se ha acusado a este partido: de ser un “negocio de familia”. Es más, junto con José Antonio Arévalo González (primo hermano del “Niño Verde”) son los viables candidatos a diputados locales y quizá los únicos dos que estén en el próximo congreso local.
El propio Couttolenc, en su toma de protesta refería el promover un liderazgo comprometido con la gente, la no creación de comités seccionales y, en consecuencia no formar una militancia sólida, que a la postre fuera su futuro duro, habla de este camino incierto.
Para este proceso electoral en puerta, el reto será mostrar que tiene credibilidad ante la ciudadanía, ya que desde su creación, hace 23 años, ha recibido a nivel nacional 10 mil millones de pesos que no reflejan un posicionamiento sólido. Y basta ver que en el Estado de México no es la excepción, ya que en la votación Intermedia de 2015 no logró obtener el tres por ciento.
Las alianzas con el PRI a través de las transferencias de sufragios (que ya son posibles, por las reformas a la ley electoral), sólo le permitió colocar a una diputada federal plurinominal por la quinta circunscripción y 14 regidores en igual número de municipios.
Es claro que las principales decisiones emergen del Comité Ejecutivo Nacional (léase Jorge Emilio González Martínez), quien interviene y decide a quiénes imponer como candidatos en los municipios más importantes. Un caso especial es Naucalpan, donde la familia Guerrero ha ocupado regidurías en cuatro administraciones.
Alan Nolthon Guerrero (2003-2006), derivado de la buena relación con el "Niño Verde", quien ya fue también legislador federal plurinominal; Martha Guerrero (2006-2009), madre de Alan; Así como los hermanos Guerrero, Diego (2012-2015); y Pilar (2015-2018). Ambos son primos de Martha.
Cifras duras marcan el difícil escenario que ya enfrenta el PVEM en su historia en el Estado de México. Por ejemplo, en la elección a gobernador, en julio de 2017, obtuvo el raquítico 1.76 por ciento, gracias al pésimo trabajo que realizó Francisco Agundis Arias, en los escasamente dos años y medio que estuvo como secretario general en la entidad mexiquense.
Aunque la elección la operó el nuevo Comité que encabeza el joven José Couttolenc, de manera “muy pobre”. Para las elecciones de este año, prácticamente tienen asegurado el tres por ciento (por las candidaturas comunes en 15 distritos electorales locales con el PRI y el PANAL), pero en el resto del territorio los resultados pueden ser raquíticos pues, además del hartazgo ciudadano por los partidos políticos, la falta de militancia serán claves para que no voten por el PVEM.
Antes de las alianzas con el Partido Revolucionario Institucional en la entidad mexiquense, a partir de 2003, el PVEM logró una de sus mejores posiciones en votos del electorado en 1996, cuando alcanzó 4.2 por ciento de sufragios.
En el proceso del año 2000, por ejemplo, en las votaciones municipales alcanzó 2.2 por ciento; para 2003, que inicia el proceso de coaliciones con el PRI, y hasta 2017, de manera “disfrazada” mantiene discreta presencia e imagen.
Para este año, el doble riesgo es que baje hasta una quinta o sexta posición política (depende de lo que logre el Partido Nueva Alianza) ante la presencia de Morena, que junto con el PAN, PRI y PRD, innegablemente los disminuirán no sólo en presencia política ante la casi nula formación de cuadros o de representaciones municipales, sino en número por segunda elección consecutiva. Tendrá quizá, apenas “poco aire en su tanque de oxigeno”.