Curiosamente… Torquemada se convirtió en el primer Gran Inquisidor español en el año de 1483. Su formación como fraile dominico, destacó notablemente en el ámbito político, por ello, consiguió hacerse el confesor de los Reyes Católicos, además de pertenecer al Consejo Real de los monarcas.
Engrandecido por los poderes que los reyes habían puesto en sus manos, el ambicioso fraile se puso como meta establecer la unidad religiosa de una España recién nacida. Entre las acciones que aconsejó fue la expulsión de los judíos en 1492.
Poco a poco se fue convirtiendo en un déspota evitando dar cuentas sobre la expulsión a las Cortes. Si nos basamos en el resultado de su deshumanizado plan, hizo que partieran al extranjero alrededor de 165 mil judíos; bautizaron a 50 mil utilizando la violencia y, finalmente, murieron cerca de 20 mil. El pueblo elegido de Yahvé nuevamente fue maltratado.
A pesar del terror que el país le tenía a Torquemada, muchos se pronunciaron en contra de tan horrible medida. España padeció las consecuencias debido al implacable derramamiento de sangre. Muchos judíos ofrecieron a los reyes fuertes cantidades de dinero, ya no para deshacer la medida de expulsión, sino para prolongar un poco más su estancia en la recién creada nación. Pero los monarcas no aceptaron el trato, el fraile se opuso chantajeándolos con el relato de traición de Judas Iscariote a Jesucristo. ¿Manipulador verdad?
Entre sus fechorías quemó más de 600 libros “prohibidos” pues contenían ideas heréticas y judaizantes. Como inquisidor arbitrario, mandó a la hoguera a muchos inocentes, contribuyó a desfalcar a muchas familias y condenó incluso a clérigos importantes. Sus abusos fueron tantos, que tuvo que ser relevado de su cargo por el mismo Santo Padre.
Torquemada fue uno de los antecesores de los nazis, pues exigía obsesiva y tajantemente la limpieza a través de la sangre. Incluso existe un estatuto de la Santa Inquisición que puede trasladarse impecablemente a 1937, cuando se promulgaron las leyes de Núremberg por los nazis.
¿Qué opinas de las barbaridades perpetradas por los supuestos hijos de Dios? ¿Estaríamos mejor sin religiones? ¿Seremos capaces de tomar conciencia sin necesidad de “dioses” y fanáticos que sólo han hecho daño al prójimo?