Curiosamente… Se ha comprobado que somos energía, que la energía no se crea ni se destruye que solamente se transforma. En el lugar que habitamos, habitan también nuestras energías. La casa es un espacio de unión entre los miembros de la familia por lo que las energías de todos se convierten en algo común. Nuestros sentimientos, emociones y pensamientos no sólo emanan cierto tipo de energía, sino también atraen.
Por eso es importante que evitemos que las pláticas se descompongan y que empiecen las ofensas, las malas palabras; se debe de poner un alto a las envidias. La biblia dice: “ terca la ira, necio el furor pero ¿quién podrá contra a envidia?”, porque la envidia contrario al furor o a la ira, no es momentánea, ese sentimiento es una energía negativa que se acumula y se contagia.
Así que si quieres evitar las malas energías acumula las buenas, pensando en el bien para ti, los tuyos y las personas que te rodean, centrándote en lo que tienes y no en lo que te falta. Esta es la mejor forma de evitar las malas energías, comparte buenos momentos y procúralos.