Almoloya de Juárez
En San Pablo Tlalchichilpa, municipio de Almoloya de Juárez se estima que 70 por ciento de la población se dedica a la pirotecnia; alrededor de 90 maestros son permisionarios y cerca de 150 locatarios lo hacen en la clandestinidad. Una de las razones principales de accidentes en talleres de fuegos pirotécnicos es el manejo de químicos altamente flamables que no saben manipular quienes elaboran cohetones o castillería irregular.
Alejandro Fuentes, propietario del taller “Fuegos Artificiales Cerro del Molcajete” explicó que como en todo tipo de artesanías, hay material de primera, segunda y tercera categoría, “una causa muy importante en los accidentes, porque quienes trabajan sin certificación incluyen la más barata”.
Explicó que una gruesa de cohetones cuesta mil 200 pesos normalmente, hay precios más económicos según la medida de la juguetería, el grande (especial) es el más caro pero quienes los producen con menos calidad venden en 800 pesos o menos.
Para trabajar en este sector (cohetones, castillería) deben contar con un permiso general otorgado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) que periódicamente lleva a cabo revisiones y brinda capacitación, además de Protección Civil del ayuntamiento de Almoloya de Juárez y del Instituto Mexiquense de la Pirotecnia (IMEPI).
Sin embargo, reconoció que “es muy difícil combatir a quienes trabajan en la clandestinidad porque muchas veces ni siquiera los conocemos, son chavos que incluso trabajan en su casa, no tienen ni talleres con las medidas correspondientes”.
Añadió que en la capacitación les informaron que deben tener cuidado la manipulación de químicos porque es la causa de la detonación, por ello son responsables de la quema de los toritos que entregan para fiestas patronales o ferias. “Desafortunadamente en el Estado de México y particularmente en Almoloya de Juárez hay muchos pirotécnicos, de ellos un gran porcentaje con permiso y otros en la clandestinidad.
“La mayoría de los que trabajan sin permisos venden el producto indistintamente, a los compradores se les hace fácil detonar pirotecnia, a pesar de no contar con la capacitación o la precaución correspondiente. Los incidentes muchas veces ocurren por el mal manejo de los productos o hacer pruebas de técnicas de artefactos que quizá vieron en otro lado o se las pasaron, pretenden intentar y eso conlleva mezclar materiales”.
Afirmó que hay un departamento en el IMEPI que se encarga de la capacitación para los permisionarios, quienes constantemente brindan cursos en manejo de químicos, primeros auxilios y seguridad, “aunque sí faltan cursos o especialización porque quizá somos pirotécnicos pero no químicos, quizá sería bueno que vinieran esos especialistas a decirnos que podemos mezclar, con materiales delicados”.