Zinacantepec
En Raíces, los habitantes deben enfrentar el frío con leña, es la única forma que tienen de sobrevivir a las bajas temperaturas del invierno, pues al estar en las faldas del Nevado de Toluca llegan hasta los ocho grados bajo cero. Aún así, los niños continúan acudiendo a la escuela, algunos ingresan a las 07:00 de la mañana, cuando todavía la ropa tendida en los patios escurre hielo.
Según los habitantes de esta comunidad del municipio de Zinacantepec, aledaña al Nevado de Toluca, lo mejor para ellos es que llegue la nevada, pues las heladas son más difíciles, es más sencillo superar el frío de la nieve, porque por ahora el aire helado se cuela por las rendijas de las láminas y maderas, con que fueron construidas sus viviendas.
Para la señora Reyna de la Cruz, quien vive en la parte más cercana al volcán, el grave problema es que por las tardes, cuando prenden el fogón, es imposible dejar de inhalar el humo de la leña. “Sabemos que eso no es muy bueno, pero el gas o la estufa no sirven de nada”.
Ella vive con sus hijos y su marido en una casa de lámina y madera, dentro está la sala, en donde cubren con cobijas los sillones para aminorar el frío en el cuerpo.
“Por ahora lo más complicado es que nos estamos enfermando a cada rato de gripa, pero ir a la clínica de salud en Loma Alta no sirve de nada, según vino el gobernador Alfredo del Mazo a decirnos que ya había medicamento, pero nos dan la receta y sólo tienen naproxeno, lo mejor es seguirnos hasta más adelante e ir a un particular, igual tenemos que gastar en medicinas”.
Platicó que por las mañanas debe retirar una capa de hielo que se forma en la pileta de agua para lavar la ropa de hasta medio centímetro de grosor, usan guantes para esta tarea y deben aprovechar la resolana del medio día, porque en realidad hace tanto frío que es insoportable meter las manos al agua congelada.
“Se siente que quema, pero la verdad estamos acostumbrados al frío del invierno, la última nevada que sentimos fue el 31 de diciembre, acá se puso todo muy bonito y llegó más gente”.
Es un poblado en el que la mayoría recolecta papa y las mujeres - quienes se dedican al hogar- - esperan que sus familiares recojan la leña que será utilizada para una semana, algunos pagan mil pesos por una carga que será útil de lunes a sábado, el domingo de nueva cuenta deben regresar por más madera, siempre con el temor de ser detenidos, pues recolectarla del suelo es un delito, dicen.
Así se viven las bajas temperaturas en esta zona, en donde la mayor parte de las madres recubren a sus hijos con hasta cinco capas de ropa y esperan que lo helado del clima no los enferme.
