Valle de Bravo
En el municipio de Valle de Bravo desaparecerán 80 hectáreas de bosque de un Área Natural Protegida (ANP), además de 80 especies de flora y fauna –ocho en peligro de extinción, 37 consideradas como amenazadas, 35 bajo protección especial y el mismo número endémicas de los estados de México y Michoacán– debido a la construcción del proyecto inmobiliario “Bosques Pameje” que incluye 250 residencias, un hotel para 900 huéspedes y centros comerciales.
Por lo anterior, organizaciones ambientalistas y un grupo de abogados piden a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) que impida los dictámenes de uso de suelo que faltan para autorizar la construcción con la que violarían la norma NOM-059-SEMARNAT-2010, con la que fueron registradas dichas hectáreas y el fundamento bajo el cual reclaman su protección.
Aunque reconocen que el predio fue vendido por los ejidatarios en 2015, y que al ser ahora propiedad privada están impedidos de intervenir la obra, exhortaron a las autoridades estatales y federales a que analicen la aprobación para el desarrollo habitacional, porque pone en peligro el ecosistema al abatir especies que habitan en el lugar, además de acabar con miles de árboles en la región.
Juan Carlos “N”, activista y abogado, quien pidió reservar su apellido por temor a represalias, indicó que el Observatorio Ciudadano de la Cuenca, el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) y organizaciones civiles de Valle de Bravo, solicitaron varias audiencias con funcionarios de los gobiernos estatal y federal, con la intención de exponer los daños que provocarán al permitir la construcción.
“El 8 de septiembre buscaremos a personal de la SEMARNAT que acudirá a una reunión con los responsables de la obra (Tristán Manuel –diputado federal del PRI– y su hermano José Antonio Canales Najjar), quienes deben mostrar los daños y la propuesta para sustituir los árboles talados; pero advertimos claramente que se trata de una simulación, porque buscan minimizar los riesgos para lograr los permisos”.
Precisó que los hermanos Canales Najjar promueven el desarrollo habitacional bajo el concepto de ser un proyecto sustentable e incluso que pretende fomentar el desarrollo económico en el municipio; sin embargo, es el inicio de una explotación inmobiliaria que dañará los ecosistemas y recursos naturales de la región.
Indicó que a la fecha comenzaron las manifestaciones de habitantes y ejidatarios junto con los ambientalistas para detener la edificación de condominios horizontales, hoteles boutique –con una capacidad de 900 huéspedes– y áreas comerciales; este concepto de élite pretende ser ubicado en la zona del circuito de la localidad de Avándaro.
El cambio de uso de suelo de forestal a urbano fue publicado en la Gaceta de Gobierno del Estado de México en 2015 y para ello fueron convocadas en dos ocasiones a audiencias que no fueron ciertamente públicas, en las cuales participaron entre 10 y 15 personas. “Pero no hubo una consulta ciudadana, había gente del ayuntamiento y trabajadores del Club de Golf. Los estudios presentados no consideran especies de animales en extinción, además de la tala de 80 hectáreas que es alarmante”.
Por las irregularidades detectadas, los activistas integraron una asamblea que contemple la participación de los ciudadanos y ejidatarios de esta región de Valle de Bravo; el proyecto derivó de un acuerdo con fecha del 26 de noviembre de 2015, aprobado por el gobierno municipal de Valle de Bravo durante la administración de Francisco Reynoso Israde.
La finalidad es cambiar la densidad que tiene el Plan Municipal de Desarrollo Urbano de Valle de Bravo 2006 (PMDU) a una mayor, es decir, incrementar el número de viviendas y capacidad de construcción sobre una superficie que tenía una mínima densidad por ser zona forestal de alto valor ambiental.
"Ambos documentos están repletos de irregularidades normativas, no proponen medidas de mitigación y adaptación al cambio climático, los inventarios de flora y fauna no están completos y tienen al menos 40 por ciento de la fauna real. Tampoco considera la fragmentación del bosque ni sus efectos, no hace un manejo integral del hábitat", reclamó Juan Carlos.
