Andrés Manuel López Obrador captó en sus múltiples recorridos por el país que es lo que nos enojaba y alejaba de los políticos -sin importar color e ideología- los convirtió en promesas de campaña y en sus primeros días de gobierno, dio el golpe magistral.
Le dijo adiós a Los Pinos, y con ello se despidió de la parafernalia del poder. Convirtió nuestra Ciudad Prohibida en un monumento al abuso, donde cualquier mexicano puede fotografiarse frene al jacuzzi, alcaoba, cine y gimnasio ex presidencial.
¿Qué harán entonces los gobernadores con sus majestuosas casas de Gobierno, esas propiedades fastuosas de una manzana en las capitales de sus respectivos estados, rodeadas de guaruras mal encarados? En sintonía con la cuarta transformación, deberían entender que ya es hora de irse a su casa.
Le dijo adiós a la flotilla presidencial -desde el TP-01, hasta decenas de suburbans blindadas negras- para viajar en un modesto volks wagen, con el cristal abajo, y formarse en en las colas del aeropuerto, y subirse a su Aeromar, Viva Aerobus, Aeroméxico Connect o su vuelo en Volaris.
¿Acaso no entendieron los 29 mandatarios estatales, que antier convirtieron el aeropuerto de Toluca en un estacionamiento fifí, con motivo de la reunión de la Conago? Otros más llegaron en sus helicópteros con asientos de piel, con botellitas de agua y dulces incluidos para disfrutar el paseo. Bien por José Ignacio Peralta que viaja en avión de linea.
Le dijo adiós a los sueldos y prestaciones: Nadie podrá ganar más de 104 mil pesos. Todos somos testigos del meteórico crecimiento económico de quien cobró en algún gobierno. Primero el auto, después el departamento o casa nueva y hasta casa de descanso en la playa o en el extranjero.
¿Vienen las demandas y amparos masivos, pero acaso alguien podrá detener la austeridad presidencial? Es más, los ex presidentes ya no gozan de su pensión vitalicia.
Le dijo adiós a la opacidad y la barrera con la prensa.
¿Acaso existe un presidente en el planeta que se reúna en pleno siglo XXI a la misma hora, todos los días?
¿Qué alcalde aceptaría una mañanera, o que gobernador será el valiente que le copie?
Habrá traspiés, se equivocará en la conjugación de un verbo, o tropezará frente a las cámaras, pero debemos festejar que habrá una conversación franca, aunque hable lento, responda lo que le de la gana, y evada los cuestionamientos. Pero festejamos este nuevo ejercicio.
Grandes cambios federales y respuestas por responder de los alcaldes y gobernadores. Por lo pronto Morena ya tiene el poder y ya firma en la chequera, ahora que cumplan.
Ahora que transformen al país y que venga muy pronto la seguridad, pasando por el crecimiento económico, sino habrá quedado todo en una escenificación.
Por lo pronto, un buen comienzo.
*Periodista, editor y radiodifusor
@GustavoRenteria
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