Me impresionó la fotografía de Kendall Long consolando a Kianna, quienes estaban en la sección de congelados de la famosa tienda Walmart en El Paso Texas, la frontera de México con Estados Unidos. La foto que se volvió viral y apareció en todos los periódicos de México, y en El País de España, es una muestra de que sí puede haber amor entre dos etnias, entre dos razas, entre dos pensamientos distintos, entre el güerito escocés de Trump y nosotros. Sí, todos nosotros no solo mexicanos, sino latinos, africanos, asiáticos, europeos y el mundo entero.
Y reviso muy en el fondo de mi corazón, si quiero seguir viviendo a todos estos indocumentados que transitan con todo e hijos -hombres y mujeres; jóvenes y viejos- por mi país que no les está ofreciendo nada. Porque aquí los pobres, son muy pobres. Y las posibilidades completamente desfasadas. Ningún Instituto de Migración, nacional o no, puede con todos ellos. Porque primero, somos nosotros.
Cómo me enfurece ver a los centroamericanos estar en las esquinas pidiendo limosna. No se lo merecen ellos, ni mucho menos nuestros indígenas a los que ya les quitaron su lugar. Cómo me dan ganas de ser todopoderosa y llevármelos a trabajar conmigo. O con quien les dé un plato de sopa caliente y una oportunidad. Y todos los riquillos, allí están dando un poco de lo mil que tienen en su bolsa, en su panza y en su conciencia.
¡No se vayan a Estados Unidos!, se los pido casi de rodillas. Alguna vez mi padre se fue -haciendo un reportaje para Excélsior- de mojado. Aún tengo su cartilla. Y sus relatos. Tenía muy pocos años. Y lo que cuenta que sufrió, y eso que las cosas no estaban de ninguna manera como ahora, fue algo fuera de contexto.
Indecible. Allá no nos quieren. Allá si no hablas inglés te señalan; si no eres güerito, te lastiman, te agreden, te matan. Eres un extraño, porque ni siquiera tu color es el mismo. El bondadoso del ex presidente Donald Reagan dijo hoy: “Ver a esos monos de África (…) aún están incómodos usando zapatos”. ¡Ups! Y eso que ya tuvieron a un par afroamericano. ¿O No?
Porque eso que pasó antier en El Paso, por supuesto que es una respuesta de lo que está argumentando Trump que, aunque me caiga muy mal, tiene sentido. Tiene razón. Los pueblos de Centro y Sudamérica se mueren de hambre y van –aunque les cueste la vida—por el sueño americano. Y en Estados Unidos no los quieren, pero tampoco, y por más que sea el gran Marcelo el propulsor número uno para que se queden en mi país, tampoco en México los queremos. No porque nos falte corazón, no caben en este país en donde los primeros son los nuestros.
Se volvió viral una nota que escribió -dicen- el ex primer ministro Tony Blair, en donde apunta: La lucha por la libertad no es pacífica, es una lucha. Y la primera lucha, no es poder ver a dónde tener a los migrantes. Es que los nuestros no sean tan pobres. El 80 % de los mexicanos así viven. Y con la más grande pena... primero son los nuestros… Y los primeros derechos humanos en México, son para los mexicanos. Que los países de todo el mundo hagan lo necesario para que sus habitantes vivan en paz y sin hambre.