13 millones 121 mil niñas y niños de cinco años o menos, así como 13.3 millones, entre 6 y 11 años, viven como el resto de los mexicanos, el confinamiento derivado de la pandemia del COVID-19. A los menores de cinco años, ha resultado particularmente complejo explicarles lo que ocurre: por qué ya no salen a jugar al aire libre, por qué no ven a sus amigos, por qué ya no van a la guardería o a la escuela, por qué viven encerrados. Hay padres informados, sensibles a lo que viven sus hijos que se esfuerzan por atender la crisis que padecen, pero hay hogares en los que no se toma en cuenta lo que les pasa a los pequeños, habida cuenta que ellos mismos no entienden bien a bien la realidad.
Se sabe que más de 90 por ciento de la población infantil no tiene ni tendrá síntomas de la enfermedad, pero no están exentos de contagiarse. En esa medida, no se les considera población vulnerable, pero el riesgo existe. Como sabemos, hay niños con obesidad, con diabetes, con problemas cardiacos que no están siendo atendidos en su fragilidad.
Otros problemas de salud infantil se ciernen, la OMS ha identificado una alarmante interrupción de los servicios de vacunación de las otras enfermedades que contraen como difteria, sarampión, poliomielitis. Los Centros de Salud lo están omitiendo. Algunos padres también. La Organización Panamericana de la Salud ha hecho una propuesta para la atención infantil en México, en el sentido de ampliar los programas de protección social a los niños vulnerables.
El confinamiento está trayendo como consecuencia, niñas y niños encerrados en sí mismos, en los videos, en el llanto, en la violencia, en suma, la alteración de sus emociones. Su comunicación con los adultos se ha vuelto difícil, los juegos en lugares cerrados ha pasado a ser un desafío al ingenio y la creatividad que no todos los adultos atienden. La marca que esta pandemia dejará en la niñez tendrá que ver con sus hábitos de socialización, con sus capacidades de soñar, imaginar, inclusive de aprender. Las rutinas que son las que a los niños les dan la certeza que las cosas están bien han sido alteradas. Los niños con su enojo, llanto, ensimismamiento, nos están hablando, escuchemos su voz, es la que está dibujando el futuro.
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@MargaJimenez4