Regresa Caroline Wozniacki, la admirable tenista danesa, veterana que acaba de ganar el Campeonato de Singapur y, con ello, subir al tercer lugar mundial de la clasificación.
Nació el 11 de julio de 1990 en Odense, Dinamarca. Hija de padres polacos. Empezó a jugar como profesional una semana antes de cumplir los 15 años y en vez de celebrar su baile de quinceañera, debutó en un torneo de Estados Unidos, en Cincinnati, Ohio.
Dos años después aparece por primera vez entre las 100 mejores del mundo y alcanzó su primera semifinal en un torneo de WTA en Tokio, perdiendo ante Venus Williams. Venus sería su recurrente rival, que ya para ese año de 2007 tenía más de una década en el circuito profesional y 25 de edad (otra jovencita que se la pasó en un torneo profesional de tenis en vez de su baile de quinceañera, pero que a los 22 años ya en 2002 había sido la Número 1 de la clasificación mundial durante 11 semanas en tres períodos). Nunca ha sido fácil sostenerse en la cumbre del muy competido tenis femenino.
En 2010, Wozniacki empieza como número 3 mundial y termina el año como la Número 1, desde el 11 de octubre de 2010 hasta el 14 de febrero de 2011. De ese modo, la danesa, con 20 años, releva a la estadounidense Serena Williams del primer puesto del tenis femenino. Es la segunda jugadora más joven en la historia de la WTA en alcanzar este puesto sin haber ganado un Grand Slam.
Luego es desplazada a su vez por Kim Clijsters, pero persistente como es regresa al primer lugar el 21 de febrero de ese año y se mantiene en la cumbre hasta el 29 de enero de 2012.
Así, con altas y bajas, regresa Caroline Wozniacki en 2017 y termina esta ¨veterana¨ a sus 27 años en un muy merecido tercer lugar del tenis femenino mundial, tras derrotar a su némesis la también admirable veterana Venus Williams (de 37), que siempre la había derrotado (!7 veces!). Pero en ese duelo final de veteranas en Singapur en octubre de este año, por fin logró Wozniacki sacudirse la maldición de Venus. Y las dos esperan raqueta en mano al regreso de la otra gran veterana Williams, Serena, cuyo retiro temporal por embarazo culminó con el nacimiento de su hija Alexis y su emotiva carta a su madre por su ayuda y ser una madre modelo. Promete regresar al tenis a principios de 2018.
Pero Caroline y Venus saben que no es automático regresar de un retiro a la misma elevada posición. Como lo ha visto la rusa María Sharapova este año después de su suspensión de las canchas cuando era número 4 en junio de 2016.
La deportista, de 29 años, había sido penada con dos años fuera de las pistas por la Federación Internacional de Tenis (ITF) tras confesar que había consumido Meldonium, un medicamento vetado desde enero por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA). Sharapova admitió haber tomado el medicamento: "Durante los últimos 10 años, recibí un medicamento por parte del médico de mi familia y es importante que ustedes entiendan que estaba incluida entre las drogas permitidas."
Tras esas declaraciones, la ITF oficializó la pena de dos años para la ganadora de cinco títulos de Grand Slam, quien presentó una apelación. En el tribunal deportivo independiente sostuvieron que fue culpable de una "violación del código antidopaje" pero "sin falta significativa", por lo que una sanción de 15 meses era "aceptable" y pudo regresar al circuito profesional desde abril de este año en el lugar 262 y ha logrado remontar al lugar 60 mundial, después de ganar el campeonato en Tianjin, China.
No es fácil regresar a estar entre las primeras diez, especialmente si se tienen 30 años de edad (la tercera década para los tenistas es el equivalente de la tercera edad para los mortales comunes). Pero no hay que descartar la persistencia de las veteranas. Sharapova fue número 1 en 2005 apenas una semana, regresó en ese mismo año por otras seis semanas, y volvió hasta 2008 por tres semanas y finalmente en 2012 por 4 semanas y ya no ha podido regresar a la cumbre.
Veremos cómo regresa Serena que tiene ya 36 años cumplidos y una bebé que cuidar. Mientras Serena estaba en etapa de enamoramiento, la alemana Angelique Kerber la reemplazó por 20 semanas del 12 de septiembre del 2016 al 29 de enero de 2017, pero ya embarazada (calculando que su hija nació en septiembre de este año) Serena !regresó al primer lugar del 30 de enero al 19 de marzo! en que la Kerber volvió a sacarla del primer lugar por 5 semanas, pero Serena regresó al primer lugar del 24 de abril al 14 de mayo del presente año (!con varios meses de embarazo!).
Finalmente Angelique Kerber logró desplazar a Serena y por 9 semanas ocupó el trono de las diosas hasta que la checa Karolina Pliskova la desplazó desde el 17 de julio, luego la española Garbiñe Muguruza subió al centro del podio hasta que cedió el primer lugar a la rumana Simona Halep, desde el 9 de octubre hasta el presente.
¿Cuánto durará Halep en primer lugar, contra jóvenes como Muguruza (2), Pliskova (4), Elina Svitolina (6), Jelena Ostapenko (7), Caroline García (8), y veteranas que buscan regresar como Wozniacki (3), Venus Williams (5) y Serena Williams, ¿cómo la clasificarán?, y tantas otras que ya probaron o quieren probar el alimento tenístico de las diosas.
En realidad, yo quería encomiar en esta ocasión la notable persistencia de una campeona como Caroline Wozniaki, que contra todas las apuestas triunfó recientemente en Singapur, pero me doy cuenta de que alrededor de ella, a veces arriba en la clasificación, a veces abajo, están muchas otras jugadoras, veteranas o no, que representan en conjunto la única globalización moderna exitosa y pacífica que ha logrado la humanidad (el fútbol aunque es casi mundial no es un deporte sino, como dice un profesor, la sublimación de la guerra mediante equipos enemigos a muerte y un balón y los pies en vez de armas, aunque a veces hasta los espectadores dejan de serlo y se combaten con todo en las tribunas o fuera del estadio). Lo mismo vale para el tenis masculino.
Nadal, a sus 31 años, está en primer lugar mundial nuevamente. Federer, a sus 36 le pisa los talones en el número dos, etc.
En el cosmopolitismo del tenis no hay esa violencia y se observa en la práctica la máxima corrección política donde se procura minimizar la posibilidad de ofensa hacia grupos de personas pertenecientes a cierta etnia, cultura, nacionalidad, género o religión. En el tenis, como en la vida, la diversidad es enriquecedora.
Cuando veo jugar a la rumana Simona Halep me acuerdo de su paisano el extraordinario filósofo Constantin Noica.
Con la española Muguruza es todo un mundo que recuerda a Don Quijote y tantos otros personajes. Con la danesa Wozniacki, ¿quién puede no pensar en Hamlet, el Príncipe de Dinamarca que inmortalizó Shakespeare? Y, por sus padres polacos, ¿cómo omitir al lúcido escritor moderno, Witold Gombrowicz ? La checa Pliskova, de la tierra del ejemplar escritor, ciudadano y político Vaclav Havel, quien logró pacíficamente la separación de ese país y Eslovaquia.
Y no le seguimos porque en un artículo, como en la vida, hay límites. Ya habrá tiempo de hablar de estos y otros tantos ejemplares humanos que ningún robot logrará reemplazar ni en el deporte ni en la cultura, aunque algunos crean que sí. Ya veremos.
