Por primera vez, en la historia ecológica de la parte urbana de Sierra de Guadalupe, dese que inició su indiscriminado crecimiento urbano, grupos ambientalistas que defienden las áreas verdes y boscosas tanto al interior como al exterior de la reserva natural, lograron que particulares no identificados hasta el cierre de esta edición, no continuarán con la tala de miles de árboles sin permiso aparente.
Al pedir la intervención del gobierno de Tultitlán, los ecologistas lograron que la administración de la maestra Elena García, tomara de manera inmediata el caso en sus manos y ordenara la clausura de los trabajos que en apariencia llevaban a cabo ejidatarios del lugar.
En una entrevista que concedió a la reportera Alicia Rivera, de Milenio diario, el dirigente del Grupo Ambientalista Sierra de Guadalupe, Daniel Granados, precisó que el sitio donde se devastaron más de mil árboles y donde seguirían con miles más es una zona de captación y escurrimiento de agua, que de ser urbanizada va a agravar las inundaciones que en tiempo de lluvias afectan a la vía José López Portillo, a la atura de la Bandera.
Hay que aclarar que aunque esa devastación, en aras de urbanizarse para beneficio particular, no fue en el área natural protegida Sierra de Guadalupe, sí afecta a ésta en el sentido de que cada vez que se construye una calle, fraccionamiento o empresa en sus límites le resta fuerza a los ecosistemas que hay en su jurisdicción.
La reserva natural Sierra de Guadalupe está rodeada por los municipios de Ecatepec, Coacalco, Tutitlán, y Tlanepantla. Y por el lado de la Ciudad de México, por la delegación Gustavo A Madero, en lo que se refiere a los tres últimos mencionados en la entidad mexiquense aún se encuentran cientos de hectáreas de particulares con vocación urbana.
Por lo anterior es importante que el gobierno del estado de México, en coordinación con el gobierno federal y municipales tomen cartas en esta seria problemáticas de posible urbanización ya que además de ser parte alta y tener que dotarla de servicios difíciles como el agua por la altura, impacta a la reserva natural.
De ahí se deriva la principal preocupación, una preocupación legítima, de los grupos ambientalistas ya que el crecimiento urbano no ha dejado, por la corrupción imperante desde gobiernos pasados y en parte de los actuales, pese a ser morenistas, áreas verdes dignas de esparcimiento para las familias. Los pocos espacios urbanos son cagadero de perros o basureros vecinales, cuando no, se los han robado personas con cierta influencia.
Es importante, pues, que las autoridades de Medio Ambiente del gobierno de Alfredo del Mazo Maza vean ya a la Sierra de Guadalupe desde otra perspectiva y no de forma aislada al interior del parque, pues el crecimiento urbano del que tanto se haba en los discursos por su influencia negativa traerá nuevas problemáticas además de las ya existentes como la indiscriminada defecación de mascotas al aire libre, tiradero de basura de visitantes, incendios forestales. Podría venir, entonces el saqueo de flora y fauna y la tala como la que se registró en la barranca Los Tejocotes contra cientos de huizaches.
Esta vez, la Sierra de Guadalupe pese a no tener una red formal de grupos ambientalistas, contó con una coalición de grupos defensores del medio ambiente dispuestos a unirse en una causa común. Entre ellos están Guardianes del Ehécatl y Sierra de Guadalupe, Grupo Ambientalista Sierra de Guadalupe. Huerto Coacalco Siembra, Franature, Veredeando, Amigos del Arbol, Cerro Zacatenco, Accitiper, Cuatro Rumbos para Ti, el ambientalista y militante urbano Marco Song.
*Presidente de la ONG Franature