En la construcción de la percepción pública de un gobierno, una administración, un régimen, una institución o una empresa, es fundamental lo que comuniquen el líder y su equipo, así como todos quienes las integran. La percepción se construye todos los días y una buena reputación puede tardar años en edificarse y solamente segundos en venirse abajo; por ello no es un asunto menor.
Los medios de comunicación –y ahora las redes sociales- tienen un papel fundamental en esa percepción. De acuerdo con los especialistas en estudios de opinión pública, algunos de los elementos que más influyen en la definición de un voto son: la aprobación o rechazo, las evaluaciones del desempeño, los resultados económicos, así como las campañas de imagen y comunicación. Y eso aplica, considero, tanto a quienes contienden como a sus partidos y a los gobiernos que encabezan.
Por ello, la relación que se mantenga –desde el sector público, privado o social- con los representantes de los medios de comunicación, tiene un papel estratégico en la conformación de la percepción, porque a través de ellos, la sociedad en general se entera de lo que se hace o no, del trabajo que se desempeña y de los servicios o productos que se ofrecen.
En este caso quisiera referirme a la percepción de una administración pública, que es el ámbito que conozco desde hace más de 27 años. A través de los medios de comunicación –o información como en realidad tendrían que definirse muchos de ellos- las personas “de a pie” vemos, escuchamos y leemos lo que hacen los gobernantes, los representantes populares, los alcaldes, jueces y magistrados y, en general, toda la estructura del sector público.
A través de los medios podemos ver qué dicen, qué hacen; su forma de hablar e incluso su forma de vestir o desenvolverse cuando están en sus actividades públicas, y a partir de ahí generamos nuestra percepción y “valoramos” si hacen -o no- su trabajo.
Para la actual administración estatal, que inició el pasado 16 de septiembre, el comienzo fue complicado. En su primer “acercamiento” con los periodistas que cubren el Poder Ejecutivo, hubo –desde mi perspectiva- un primer mal mensaje. Y hace unos días, en la celebración del Día del Médico, se repitió el mensaje: no permitir el acceso de los reporteros a un evento al que fueron “invitados”.
Esta semana –en lo que considero un acierto para corregir esos errores- el gobernador Alfredo Del Mazo Maza dedicó prácticamente tres horas de su agenda, para reunirse con periodistas mexiquenses de todo el Estado de México.
Viajaron hasta la capital: reporteros, corresponsales, fotógrafos y camarógrafos, columnistas y articulistas de la Zona Oriente y del Valle de México, y junto con sus colegas del Valle de Toluca, participaron en una primera reunión con el gobernador. Buena señal de ellos al gobierno.
El ambiente fue informal, amigable, cordial y respetuoso, pero había cierta expectativa. No sé si todos –el gobernador, su equipo y los periodistas- cumplieron la suya.
A cada uno de los casi 200 invitados el gobernador Del Mazo los saludó personalmente. Invirtió tiempo –primera buena señal- para agradecerles su apoyo y cobertura, no de ahora sino desde que inició su carrera pública como director del Instituto Mexiquense del Emprendedor hace más de 11 años. Incluso agradeció la cobertura de su campaña y del proceso electoral, al que se refirió como “uno de los más complejos e intensos de los últimos años”.
Hizo un balance de los primeros días de su gobierno y explicó que por la difícil dinámica que enfrentaron, no fue fácil reunirse antes con los periodistas. “Este gobierno tendrá una gran apertura y gran comunicación con ustedes, de manera permanente”, dijo e indicó que su coordinador de comunicación, Jorge Pérez, tiene instrucciones “para que podamos tener un diálogo muy abierto, un diálogo muy cercano, un diálogo permanente”.
“Sepan que quiero iniciar una nueva relación, una relación nueva en un gobierno nuevo, en una administración nueva, de mucha cercanía y de permanente contacto con ustedes”, afirmó el gobernador.
Esperemos que la política que ha marcado el gobernador Alfredo Del Mazo se mantenga en los hechos, se profundice y se acredite todos los días, no solo por él sino por todos los integrantes de su administración. Le hace falta al Estado de México y, en general, a las instituciones de todo el país.
Sería ideal que los encuentros se repitieran, con grupos más pequeños y se pueda dialogar, verdaderamente, con el titular del Poder Ejecutivo y con sus colaboradores, porque algunos –lamentablemente- prefieren evadir a los periodistas y dejarle toda la carga al gobernador. Eso siempre es un gran riesgo y desgaste.
PERCEPCIÓN
Como parte de la “cirugía” en los centros penitenciarios y reinserción social de la entidad, se realizó el relevo del director del penal de Cuautitlán México. Durante un operativo en dicho centro se aseguraron más de 600 objetos prohibidos y “presunta” droga. Curioso que no se pueda distinguir con certeza si es o no droga.