El doctor Miguel Ángel Mancera no quiere “dedazo, imposición ni agandalle” para elegir al candidato del Frente Democrático. En lugar de andarlo declarando por doquier, mejor que instruya a su representante personal, que todavía cobra como presidenta perredista.
Pero no nos hagamos, el partido en el que milita –de lejitos, por cierto– se maneja a través de la “cuotacracia”, ya que participa en esta aventura política electoral para ver qué agarran: huesos, dinero y posiciones. ¿A poco ustedes se tragan eso de que están por el cambio de régimen, y desean darle un nuevo rumbo al país?
Lo que vivimos el fin de semana fue una autorización para que la presidenta, Alejandra Barrales, continúe en sus esfuerzos para meter a los dueños de las tribus amarillas en las listas; a cambio de que ella negocie el método. Para taparle la boca a los opositores, agregaron que tenía que ser la cosa de manera democrática y transparente. ¡A otro perro con ese hueso!
Sabe Mancera que no será ni candidato a la Presidencia y que sus posibilidades de llegar a Los Pinos son nulas; por eso explora una senaduría o la Fiscalía de la Federación, ya que su especialidad es el mundo penal.
Las cartas están echadas: Ricardo Anaya será el abanderado presidencial, Alejandra Barrales, la gallina capitalina y Enrique Alfaro Ramírez, será el candidato para competir por la gubernatura de Jalisco –donde ahora sus posibilidades se verán minadas, con la aspiración de Vicente Fernández Jr–.
Da grima y pena este PRD –y como lo dijimos en ADN40 con la agradable presencia de Estela Livera y el maestro Raúl Sánchez Carrillo– se extraña a los Cárdenas, Muñoz Ledo y a las Ifigenias.
El PRD ya no es un partido (sino se convirtió en una vulgar agencia de colocaciones); tampoco es revolucionario (que tanto por cierto, necesita nuestro país de esa opción política); y haciendo concertacesiones, perdieron lo democrático. Ya lo decíamos, son los reyes de las cuotas.
Pobre PRD, seguramente perderá la Ciudad de México, varias jefaturas delegacionales (alcaldías) y como van las cosas, irían a un tercer lugar con su mezcla antinatura.
El militante, a quien nunca consultaron sobre el noviazgo con la derecha, en la intimidad de la urna votará por Morena. Y de la misma manera, el militante azul, a quien nunca consultaron de su amasiato con la izquierda, votará por el PRI.
El PRD se está despidiendo de sus ideales, plataforma electoral y principios básicos; por eso, adiós al Partido del Sol Azteca.
*Periodista, editor y radiodifusor
@GustavoRenteria
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