Es seguro que el cascarón de lo que será el Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles” esté terminado, al menos en lo que a escenografía se refiere, para el 21 de marzo, tal como lo prometió el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Ese día será inaugurado. Sin embargo, será muy complicado que ese día entre en funciones, que es la verdadera prueba. No hay fechas claras de la conclusión de las 14 obras de conectividad terrestre.
Juntos y por separado el presidente López Obrador y el gobernador Alfredo del Mazo Maza han estado realizando visitas frecuentes a las obras que conectarán al AIFA con otras vías importantes, como la autopista México-Pachuca y el Circuito Exterior Mexiquense.
Todavía está fresca en la memoria el viaje que realizaron juntos en un tren, donde AMLO anunció que viajaba en el transporte que conectaría a Santa Lucía con la Ciudad de México, aunque no se ha comenzado a construir. Fue muy criticado en su momento y se llegó a decir que eso era un montaje, hasta que salió al paso el gobernador Alfredo Del Mazo para explicar cómo fue ese viaje.
En los planes de conexión están contempladas 14 obras que construyen la Secretaría de la Defensa Nacional, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y los gobiernos de la Ciudad de México y del Estado de México.
De estas acciones destaca la ampliación del Tren Suburbano, porque reducirá el tiempo de traslado a 45 minutos y podrá movilizar hasta a 90 mil personas al día. Pero su construcción está atorada, no hay recursos para hacerlo.
El distribuidor de acceso principal, que es el que más nerviosos tiene a todos los responsables de la obra, no está terminado aún. Tendrá una longitud de 8 kilómetros y en su construcción están involucrados el gobierno federal, la Secretaría de la Defensa Nacional y el gobierno mexiquense.
Tiene tres accesos o salidas, hacia la derecha sale rumbo a Querétaro y Zumpango; de frente irá a la ciudad de México y la zona de Naucalpan y hacia la izquierda, rumbo a Texcoco.
Otro problema adicional es el de los tiempos para acceder al aeropuerto, pues dependiendo del lugar, puede demorarse desde 40 hasta 120 minutos, sin tráfico, por supuesto.
Este aeropuerto es resultado de una larga polémica que viene desde el gobierno de Vicente Fox, cuando el jefe de gobierno de la Ciudad de México, que era Andrés Manuel López Obrador, que se opuso de manera terminante a su construcción y a través del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, que dirige Ignacio del Valle, se logró detener.
Posteriormente, en 2018, miles de personas se organizaron en contra de la construcción del nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México sobre el Lago de Texcoco, lo que se logró luego de la consulta impulsada por el gobierno de AMLO.
La Auditoría Superior de la Federación declaró que la cancelación del proyecto de Texcoco le costó al gobierno mexicano alrededor de 331 mil 966 millones de pesos, 232 por ciento más de lo estimado.
Los críticos del Presidente han señalado que cuando las obras del AIFA concluyan, una de las principales obras del presidente de la República, quedará varada en un oasis en medio del desierto, lejano de la ciudad de México, donde se encuentra su principal mercado
Hasta el momento sólo Volaris y Viva Aerobús han anunciado que operarán en ese lugar. Aeroméxico no lo ha confirmado y el gobierno federal presiona a compañías internacionales para que lo usen con la promesa de operaciones baratas.
Como sea, estamos a 21 días de que sea inaugurada una de las tres grandes obras de López Obrador.
