Una de las premisas fundamentales de cualquier político es saber sumar y multiplicar, nunca restar y menos dividir. Los problemas políticos suelen resolverse con el compromiso de las partes de renunciar a sus condiciones iniciales, de tal manera que, en un proceso ganador, quienes participan (generalmente candidatos y dirigentes de partido) intentan sumar personas, grupos e ideas; generan una perspectiva común, estrechan lazos, tienden puentes. Y todo con el objetivo de ganar el mayor número de adeptos a su causa. Es un despropósito que alguno de los actores involucrados descalifique una negociación antes de sentarse a la mesa o presente una postura que pretenda imponer a sus contrapartes.
En este punto vale la pena preguntarse qué une al PRD, con el PRI y el PAN, porque la idea antiAMLO parece no ser suficiente para ganar. Echemos una ojeada a los resultados de los procesos estatales pasados sin entrar en detalles de cómo se ganó o a las impugnaciones respectivas.
- En Aguascalientes ganó la coalición “Va por México” con una panista. Obtiene casi los mismos votos que hace seis años alcanzó el PAN en solitario. Hubo un alto grado de competitividad y los votos que tenía el PRI pareciera se trasfirieron a Morena en este proceso.
- En Durango ganó la coalición “Va por México” con un priista. También con alto grado de competitividad, pero la votación del PAN disminuyó en comparación a la elección de hace seis años (obtuvo 100,156 con el 16.2% y la vez anterior en 2016 obtuvo 322,227 votos con el 46 %).
- En Hidalgo ganó la coalición “Juntos Hacemos Historia (JHH)” al obtener 61.5% de los votos emitidos. Hubo nula competitividad. El PAN disminuyó su votación a 57,569 votos (5.4%) cuando en la ocasión anterior obtuvo 313,483 votos (28.9%).
- En Oaxaca ganó la coalición JHH con el 49.8% y con una nula competitividad partidista. El PAN obtuvo el 3.7 %, pero el 2016 había obtenido el 24%.
- En Tamaulipas ganó la coalición JHH con 44.2%, con un alto grado de competitividad. Sin embargo, el PAN disminuyó su votación de hace seis años del 50.1% al 38.1% que obtuvo ahora.
- En Quintana Roo ganó la coalición JHH. Observamos una baja competitividad partidista. El PAN que había obtenido hace seis años el 36.2% cayó hasta obtener el 12.7%, y el PRI de 45%, hace seis años, se redujo a 2.97% que obtuvo ahora y hasta el registro puede perder.
Si en estos procesos Morena no gobernaba ningún estado y termina ganando 4 es el ganador indiscutible, no obstante, los pésimos resultados que tiene el gobierno federal en materia de administración pública, que parecen no impactar a los ciudadanos.
Los ciudadanos, por su parte, parecen no comprender la intención de los dirigentes partidistas. Cuando la oposición participa como “Va por México”, suele ganar con un alto grado de competitividad frente a la coalición JHH, a pesar de que esa misma competitividad pone en riesgo su triunfo. Por otro lado, cuando se presentan separados o en coalición parcial, no hay competitividad o es muy baja. El hecho es que el PAN y el PRI en las elecciones estatales perdieron votos respecto a los resultados de hace seis años. Además, donde compitieron juntos, perdieron identidad y la suma aritmética inicial, en la que se basó la alianza, no se refleja para nada en el resultado. Hasta aquí parece mala idea esta coalición.
Ahora, ¿qué está pasando en Edoméx? Mientras que Higinio Martínez, de Morena, invita y suma a Maricela Gutiérrez, además de hacer un llamado a Horacio Duarte y Delfina Gómez a integrarse en un proyecto único, Eric Sevilla, dirigente del PRI estatal, establece que no cederá la candidatura y que entregará el poder a otro priista. Y surge la pregunta, ¿semejante afirmación descalifica la posible alianza con PAN y PRD?
Hasta este momento el PRI parece dividirse en dos bandos: uno el de Alito Moreno que quiere la alianza y otro el del gobernador Del Mazo que, a través de Sevilla, manifiesta no estar muy dispuesto a ceder la candidatura a ningún otro partido. Un partido desgastado y en franco retroceso en las preferencias electorales, como el PRI, además del ser el de mayores negativos para los ciudadanos, ¿puede generar una expectativa de futuro? ¿No debería su dirigente estar más abierto a las negociaciones? Sin contar que algunos otrora militantes del PRI han emigrado ya a Morena como Efrén Rojas, Xavier Lazcano, José Rangel o Manuel Ortiz.
Es claro que el PAN no tiene incentivos para sumarse a una candidatura del PRI, no hay elección de ayuntamientos ni diputados que pudieran compensar y justificar una posible alianza. En su caso, si el PAN se suma perderá identidad y votos. No olvidemos que la figura de gobiernos de coalición, que pudiera incluir a los ciudadanos o militantes del PAN, no existe en la ley.
¿En qué momento y cómo se terminará la alianza “Va por México”? Tal vez es el momento de reflexionar y pensar que el PAN debe ir solo, al menos en la elección del Estado de México. Identificarse como la verdadera oposición hacia el 2024, preparar sus cuadros en los relevos de ayuntamientos y Legislatura. Generar una narrativa de campaña estatal que incida en el humor social de los ciudadanos. Incrementar sus votos y presencia en las estructuras sociales, demostrar que sus gobiernos son mejores y que puede presentar un mejor candidato que genere altas expectativas de un mejor futuro. Un candidato que se crezca ante la dificultad presente. Quizá las/os panistas deberían apostar por sí mismas/os. Quizá es el paso que sigue y en ese paso puede estar la victoria.
*El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por ITESM y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.