Como era de esperarse, el jefe del Ejecutivo Federal, Andrés Manuel López Obrador apresura junto a su partido Morena la desaparición inmediata del Instituto Nacional Electoral (INE), para que el tabasqueño sea quien maneje y controle a su arbitrio las futuras elecciones y perpetuarse en el poder que tanto ambicionó y que no ha sabido ostentar.
Sus incondicionales legisladores morenistas, sus rémoras PT y PVEM, y tal vez con los votos de la bancada priista, aprueben sin quitarle coma alguna, la Iniciativa enviada por el inquilino de Palacio dese hace varios meses y dinamiten a la democracia y al INE que nos costó más de tres décadas construir a todos los mexicanos.
A lo largo de estos cuatro años de gobierno fallido, el autoritarismo, las violaciones flagrantes y constantes a nuestra Carta Magna, además de la ambición desmedida por el poder, los caprichos y las ocurrencias, son las acciones que han permeado, aunado a la sumisión de los Poderes Legislativo y Judicial.
La dictadura morenista es la que desea consolidar el tabasqueño a pesar de sus falsas declaraciones de autonombrarse un “demócrata” cuando de eso nada tiene.
Además de la propuesta de la aniquilación del INE se pretende achicar al Tribunal Federal Electoral, recortándole presupuesto a los órganos electorales además de disminuir a los 200 diputados plurinominales.
En las próximas sesiones, los legisladores incondicionales morenistas, encabezados por Ignacio Mier, aprobaron el martes pasado la creación de un grupo de trabajo, integrado por 21 diputados, tres de cada partido que retomarán las 107 iniciativas propuestas para la reforma electoral en nivel constitucional, así como en las leyes secundarias.
Los morenistas argumentaron que el objetivo principal es la austeridad de los órganos electorales, porque se “votará por un nuevo sistema electoral en México más austero, que se erradique la corrupción y la dilapidación de erario y garantizar un sistema electoral certero, legal, imparcial, objetivo e independiente”.
Sabemos de antemano, que la corrupción permea y ha crecido en grado superlativo en este mediocre régimen morenista, que la dilapidación argumentada existe en las “magnas obras” realizadas por López Obrador que son elefantes blancos.
El INE (de continuar) tendrá 14 mil 400 millones de pesos para 2023; mientras que el “Aeropuerto Internacional” Felipe Ángeles ha costado hasta hoy, 104 mil millones; El fideicomiso aduanero manejado arbitrariamente por el Ejército Mexicano tiene asignados 113 mil millones de pesos; el Tren Maya que no funcionará para lo que supuestamente será construido, el costo aproximado será de 300 mil millones de pesos y qué tal la Refinería Dos Bocas cuyo costo estimado será de 360 mil millones de pesos, que ya fue inaugurada con bombo y platillo por López Obrador, pero que no refina un solo litro de gasolina ni de diésel. Vergonzoso e indignante.
Las pésimas propuestas de Amlo y Morena en la Cámara son las siguientes: desaparecer al Instituto Nacional Electoral para darle paso al Instituto Nacional de Elecciones y Consultas; centralizar las elecciones (absoluta manipulación y autoritarismo de López Obrador); reducir de 11 a 7 consejeros electorales, con duración de seis años, -antes eran 9-, el Congreso propone 20; la Corte 20 y Amlo 20; el presidente del INEC será el más votado; ante la falta de un consejero, el Congreso designaría al sustituto.
Respecto al “nuevo tribunal” se elegirían por votación; de igual manera su periodo se reduciría de 9 a 6 años; El Congreso propone 10; Amlo 10 y la Corte 10; la presidencia se definiría por elección de sus integrantes; se reduce de 4 a dos años; El Tribunal Electoral absorberá a todos los tribunales electorales.
De igual manera, la Cámara de Diputados pasaría de 500 a 300 diputados, eliminando las 200 de representación proporcional o plurinominales; los 300 distritos electorales en los que está divida la república mexicana de igual manera desaparecen; ahora los diputados serían electos en una lista por cada estado; a cada estado se le asignaría un número de diputados, según su número de habitantes.
Los candidatos con más votos ganan, se favorecería al partido mayoritario, en este caso, sería Morena; los senadores pasarían de 128 a 96; mientras que los llamados Congresos Locales perderían entre 15 y 45 diputados.
Así pues, las propuestas de Andrés Manuel López Obrador son muy claras para dinamitar la incipiente de democracia que tenemos en nuestro vapuleado país, lo que busca el tabasqueño es tener el control absoluto de los tres Poderes de la Unión con la finalidad de seguir manipulando a sus esbirros y a la oposición que prácticamente se borraría.
Hoy en día la Cámara de Diputados cuenta con el 55% de mayoría morenista y 45 de los grupos opositores; de aprobarse esta arbitraria y autoritaria Reforma Electoral, Morena tendría el 75% de representantes por el 25% de los otros grupos parlamentarios; mientras que en el Senado Morena posee el 59% por el 41% de otros partidos políticos; y de lograrse y votarse esta reforma dictatorial Morena aumentaría al 63 por ciento contra el 37% del resto de las bancadas.
Como se puede apreciar -amable lector- Andrés Manuel López Obrador quiere acabar con la democracia, enterrarla, para darle paso a manipular y controlar él mismo y la secretaría de Gobernación, -como en las épocas priistas- todas y cada una de las elecciones que se lleven a cabo.
El tabasqueño busca a como dé lugar, consolidar su dictadura, no es más que un demagogo que engaña y manipula a su antojo a quien se deje, veremos de qué están hechos los diputados priistas, los panistas, los perredistas, así como los de Movimiento Ciudadano, sin dejar de lado a sus rémoras los petistas y verde ecologistas, que quieren seguir succionando recursos del erario público emanados das decenas de millones de mexicanos que pagamos impuestos.
Los grupos parlamentarios deberán pensar no solamente en su permanencia en las Cámaras de Diputados y de Senadores, ni su continuación como partidos políticos, deberán pensar que de aprobarle a López Obrador su desastrosa reforma electoral, lo empujarán a perpetuarse en el poder, que tanto ha ambicionado en su vida.
También deberán pensar los representantes populares que tienen familias y que somos más de 126 millones de habitantes en todo el país, que la gran mayoría de los mexicanos defenderemos con todo nuestro esfuerzo y al máximo la permanencia de la democracia que ha funcionado bien y que no permitiremos que se vulnere lo logrado durante décadas ni mucho menos, dejarla en manos de un individuo como Amlo al que le importamos un carajo y que lo único que desea es el eternizarse en el poder. ¡No al despedazamiento del INE y ni de la democracia!
Los morenistas ven la paja en el ojo ajeno para la viga en el propio no.