Lamentablemente, Delfina Gómez Álvarez, candidata de Morena a la gubernatura del estado de México, cree que engaña a los 18 millones de habitantes debido a que carece de un proyecto político definido y “dar el cambio” que tanto pregona en sus desangelados eventos a distintos municipios de la entidad más poblada de nuestro vapuleado país.
“La consentida de su profesor” fue impuesta -digan lo que digan- a los morenistas por el mandatario Andrés Manuel López Obrador, dejando fuera de la contienda a su mentor político Higinio Martínez Miranda y a Horacio Duarte, el abogado electoral del tabasqueño, quienes tienen la consigna y responsabilidad de “cuidarla” durante la campaña para que no se exhiba por sus nulos conocimientos en políticas y administración pública, y gobernanza, y su falta de talento.
Delfina Gómez no tiene un discurso político aceptable, lo suyo no es la oratoria, sus declaraciones versan en los “principios” de su Movimiento, que por cierto, no cumplen: no mentir, no robar, no traicionar, que la hace más vulnerable ante la ciudadanía que sí piensa y desea un gobierno eficiente, con resultados positivos y no a un partido que día a día decepciona por su carencia de resultados positivos.
Delfina va acompañada en esta contienda electoral a celebrarse el próximo 4 de junio de sus rémoras del PT y PVEM que lo único que buscan es la sobrevivencia política para no perder las prerrogativas y sobrevivir políticamente en el Estado de México y seguir gozando de los privilegios de los que tanto pregona el inquilino de Palacio, que dice que ya no existen, cuando sus hijos viven como sultanes sin trabajar ni hacer el mínimo esfuerzo, claro está se debe a las mentiras e incongruencias que diariamente espeta el tabasqueño.
Delfina Gómez Álvarez no tiene un proyecto definido ni estructurado acorde a las necesidades y requerimientos para gobernar el Estado de México, la entidad más importante de nuestra nación y tiene un oscuro pasado político y para muestra un botón: como presidente municipal de Texcoco (2013-2015), cuando les descontó sin su autorización el 10 por ciento de su salario a más de 450 trabajadores de dicho ayuntamiento, acusación que llegó hasta el Tribunal Federal Electoral y que acabó con una multa a Morena por más de cuatro millones de pesos, aunque sin la inhabilitación para ejercer ningún cargo público de la profesora Gómez Álvarez.
La nacida en Texcoco, fue diputada federal (2015-2018), por el Distrito 38 pasando con más pena que gloria por dicha legislatura; en 2017 Amlo la hace por primera ocasión candidata a gobernadora por Morena, elección que pierde frente al priísta Alfredo del Mazo.
En 2018 gana la Senaduría como primera fórmula por la entidad mexiquense, de septiembre a diciembre del mismo año, debido a que su jefe y superior la nombra delegada de la Secretaría del Bienestar hasta 2021.
Ese mismo 2021 López Obrador la nombra secretaria de Educación Pública hasta agosto de 2022 en donde realiza un papel desastroso en tan solo un año al frente de dicha dependencia, ya que desapareció los Programas para las Escuelas de Tiempo Completo afectando a 3 millones 600 mil alumnos; desapareció los Programas Educativos para Niños Migrantes, Indígenas y Analfabetas; es responsable del mayor retroceso en la historia de la Educación en México de más de 30 millones de Niños y Adolescentes; se destinó el menor presupuesto en los últimos 10 años para la Educación; además la Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectó irregularidades en ese año 2021 por 830 millones de pesos.
Es decir, su incompetencia en políticas públicas está a la vista de todos los mexicanos, que es la característica principal de este gobierno de la autollamada cuarta transformación que mal encabeza Andrés Manuel López Obrador, que solamente ha tenido resultados negativos, pero que sus seguidores no han querido reconocer, ya tendrán tiempo de arrepentirse.
Por último, Amlo la regresó de septiembre a diciembre de 2022 al Senado en donde lo máximo que hizo fue votar a favor de las iniciativas del jefe del Ejecutivo, que ha hecho pedazos la investidura presidencial.
Así pues, Delfina Gómez Álvarez ha desempeñado ineficaz e ineficientemente sus encargos a lo largo de su corta carrera en la administración pública, porque no es una política, a lo que ha sido asignada.
Por supuesto que la morenista Gómez Álvarez no es la persona idónea ni indicada para gobernar el Estado de México que tiene más de 18 millones de habitantes y 12 millones de votantes, que están muy atentos a los comicios electorales del próximo 4 de junio.
Por cierto, Alejandra del Moral, candidata de la coalición “Va por el Estado de México” integrada por PRI-PAN-PRD-NA, se ha acercado a cinco puntos de diferencia en las encuestas de Delfina, a la que lanzó el reto para que se celebren cinco debates para que la ciudadanía constate quién de las dos está bien preparada para gobernar nuestra entidad mexiquense, que ha hecho mutis. ¿Miedo o precaución?
Mañana martes, la Coalición “Va por el Estado de México” solicitará ante el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) el registro de Alejandra del Moral como candidata a la gubernatura en la sala de sesiones de dicho instituto y quien tiene toda la oportunidad de subirse en las encuestas realizando una campaña con propuestas realistas y que beneficien a los mexiquenses para vencer a Delfina Gómez y su equipo que traen miles de millones de pesos que derrocharán para “convencer” a los habitantes de los 125 municipios y ganar “limpiamente” los comicios.
EL ZÓCALO REPLETO DE ACARREADOS.
Como era de esperarse, el rencoroso presidente Andrés Manuel López Obrador atiborró el zócalo de la Ciudad de México de acarreados, de “simpatizantes y seguidores” morenistas, quienes no sabían a qué iban a dicho evento, hay varias entrevistas que dan testimonio de lo que es capaz el tabasqueño con tal de seguirse engañando a sí mismo y a miles de ciudadanos que aún no se han querido quitar la venda de sus ojos.
El inquilino de Palacio, atacó como ya es costumbre, el sábado pasado desde su púlpito simulado de petróleo a la oposición a los que aseguró, como si fuera el dueño de los votos de más de 95 millones de mexicanos: “no regresarán al poder los oligarcas” y dio por ganada la elección presidencial del 2024. Declaraciones arbitrarias y marrulleras.
López Obrador dijo: “está asegurada la continuidad con cambio, no hay nada que temer eso sí, tenemos que manteneros unidos” (¿?). En el acto conmemorativo del LXXXV Aniversario de la Expropiación Petrolera, acompañado de sus cuatro corcholatas, su consentida Claudia Sheinbaum; el multipartidista Marcelo Ebrard, su amigo del alma, Adán Augusto López y Ricardo Monreal, quien se le metió por la fuerza.
Por cierto, el gobierno capitalino, sí sabe sumar a las personas que asistieron a este mitin al contabilizar 500 mil acarreados -digo- los que “llegaron por sus propios medios” y no en las centenas de autobuses estacionados alrededor de Palacio Nacional.
Amlo aseguró que cualquiera de los cuatro aspirantes que resulte ganador, ¿será?, aplicará la misma política en favor del pueblo, ¿cuál? Insiste en recargarse en el pueblo, como lo hacen los mandatarios populistas que desean establecer una dictadura.
La ambición desmedida de poder que sigue acumulando diariamente López Obrador hizo que leyera un discurso de una hora, en el que la gente no prestó atención pues el pueblo ignorante que vota por Morena, como el mismo tabasqueño lo ha asegurado en sus conferencias mañaneras que nos cuestan a todos los mexicanos del gobierno de “austeridad republicana” la friolera de 160 millones en promedio, diariamente.
La puntada del sábado de Amlo, quien no se mide y no hay quien lo frene, fue comparar su movimiento con la Expropiación Petrolera, qué absurda y volada aseveración. Cabe mencionar que desde hace varios años ya se deslindó del tabasqueño.
Es indignante que López Obrador siga creyendo que el país, su movimiento y su autollamada cuarta transformación, avanza a pasos gigantes y por el rumbo adecuado, cierto, sí lo hace, pero vamos rumbo al precipicio. Hasta hoy, no hay nadie de su equipo que lo enfrente y lo sacuda, diciéndole que cambie de ruta por el bien de México.