Hay voces muy bien informadas que aseguran Alfredo del Mazo Maza tendrá como secretario General de Gobierno a Roberto Campa Cifrián, hoy subsecretario del aspirante presidencial Miguel Ángel Osorio Chong, y hace algunos años, uno de los detractores más feroces del viejo PRI, partido que decía era la razón de nuestras desgracias y el rostro de la corrupción y el fracaso, cuando se aventuró a ser candidato presidencial por el entonces partido de la profesora Elba Esther Gordillo.
Dicen esos enterados, que don Roberto Campa, el camaleón, ya alquiló una casa en el exclusivo fraccionamiento y club de golf Los Encinos, ubicado a un costado de la carretera México-Toluca, en el municipio de Lerma, donde viven solamente los privilegiados del gobierno y quienes gracias a él, como muchos empresarios, han obtenido jugosas ganancias producto de sus comisiones y porcentajes que adquieren en esas turbias negociaciones de las que siempre salen beneficiados.
Esos bien informados aseguran que esa propiedad, hoy rentada por el aún subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, es propiedad nada más y nada menos que de Arturo Montiel Rojas, el exonerado ex gobernador que al amparo de ese cargo se hizo de una insultante fortuna que la de Javier Duarte palidece, pero que gracias a la bondad y generosidad de Enrique Peña Nieto, no fue siquiera molestado, mucho menos enjuiciado.
De ser cierta esa versión, dejaría claro dos cosas: una, que del Mazo Maza requiere de emergentes para poder encarar a tanto mexiquense enojado porque su chiquillada de colaboradores está por debajo de la media requerida y, la otra, que Miguel Ángel Osorio Chong se fortalece ante el Presidente y la embestida constante de Videgaray y sus secuaces. En unos días más podría anunciarse esa contratación. A ver si esos informados están así, bien informados.
¿Hasta cuando preferirá EPN defender a sus amigos que cumplir con su obligación? El tiempo pasa y siguen los ciudadanos acumulando odios en contra de este decepcionante gobierno, porque Enrique Peña Nieto ha preferido proteger a esos colaboradores o ex colaboradores que pertenecen a la casta divina que hoy destroza a la nación, y por un “mandato” absurdo presidencial, terquedad, capricho, arrogancia y torpeza, no ha querido proceder con todo el peso de la ley –que burlan todos los días– en contra del ex director de Pemex, Emilio Lozoya Austin y del que tiene más vidas que un gato, Gerardo Ruiz Esparza.
Peña Nieto prefiere el manto protector que le da el poder absoluto para esos personajes, que cumplir con su obligación de sancionar a quien sea, cuando en el ejercicio de la función pública, han cometido abusos, atropellos y actos de corrupción.
Parece no importarle al Presidente el desprestigio y repudio generalizado que lleva a cuestas y que le traerá, a diferencia de lo que piensa, muchos dolores de cabeza, fracasos y derrotas, como cobro a una factura sumamente cara que ha significado su terrible gobierno.