No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, reza el refrán, y así fue. El viernes pasado, en la Ciudad de los Vientos, Chicago, Ovidio Guzmán López por fin se declaró culpable ante la Corte de Distrito de un tribunal de Illinois de los cargos de tráfico de drogas y delincuencia organizada. Aceptó ser líder del Cártel de Sinaloa y operar una empresa criminal que ha traficado fentanilo, lavado dinero y cometido crímenes organizados, con la finalidad de evitar ser sometido a un largo juicio.

Ovidio Guzmán, conocido como “El Ratón”, aceptó dichos cargos, que seguramente serán a cambio de una sentencia “aceptable” y de colaborar como informante ante las autoridades norteamericanas. Además, deberá pagar 80 millones de dólares como parte del mismo acuerdo, en el cual se espera que “cante” en las próximas semanas, como vil ruiseñor o como tenor de ópera, soltando paulatinamente los nombres de decenas o centenas de personas que le facilitaron la transportación de cargamentos de droga a Estados Unidos y, por qué no, a otras naciones.

Se habla del involucramiento de más de 300 personas de la política mexicana, de los tres poderes de la Unión, de militares, empresarios, así como de personas de distintos niveles de gobierno que apoyaron incondicionalmente al Cártel de Sinaloa.

Se asegura que esta es una estrategia estadounidense de primer nivel para evidenciar la red de corrupción que se tejió desde el poder con el narcotráfico y otras modalidades del crimen organizado.

El canto de Ovidio Guzmán resonará a lo largo y ancho de nuestro vapuleado país, donde aparecerán nombres de actores políticos, legisladores de ambas Cámaras, gobernadores en funciones —blindados por el fuero— y personajes de todos los ámbitos que deben estar temblando y escondiéndose en los lugares más secretos y recónditos. Aunque piernas, autos y aviones les faltarán para escabullirse de la justicia norteamericana… porque de la mexicana, al parecer, ya la libraron.

El primer personaje que lo solapó con su estrategia de “abrazos y no balazos” fue el expresidente Andrés Manuel López Obrador, quien juró y perjuró que acabaría con la corrupción desde el primer día de su gestión. Lamentablemente, para todos los mexicanos, fue lo contrario: la corrupción fue cínica, descarada e inacabable.

El macuspano, quien debió imponer y poner orden, hizo todo lo contrario: dio la orden para que, el 17 de octubre de 2019, Ovidio “El Ratón” Guzmán López fuera liberado por el Ejército y la Marina en el llamado “Culiacanazo”, para evitar —según él— una masacre, como lo expresó el entonces inquilino de Palacio Nacional.

Se vienen tiempos complicados para México y para quienes se sentían dueños de la nación: López Obrador, quien sigue ordenando desde “La Chingada” (su rancho); Morena y la descarrilada Cuarta Transformación, que pensaron que el destino nunca los alcanzaría. Actuaron por encima de la Constitución y las leyes, violándolas flagrantemente día tras día, sin importarles lo que la ciudadanía dijera, y sin rubor alguno.

Con la declaración de culpabilidad de Ovidio Guzmán López se cimbraron las estructuras de aserrín de Morena y la autodenominada Cuarta Transformación, que aún encabeza López Obrador, enfermo de poder, a pesar de haber concluido su fallido gobierno hace diez meses. ¿No ha comprendido que le falló y decepcionó a más de 130 millones de mexicanos? ¿Que al haber apoyado al crimen organizado en todas sus formas quedó en evidencia a nivel nacional e internacional? ¿No se ha dado cuenta de que sus hijos se enriquecieron al amparo del poder y están en el ojo del huracán? En fin, son muchas las cuestiones que el macuspano, dada su obsesión por el poder eterno, jamás entenderá.

Se avizora un candente espectáculo en nuestro país, en el que aparecerán, poco a poco, nombres conocidos y otros no tanto en distintos ámbitos, que serán acusados por su participación, apoyo, contubernio y corrupción desmedida. Una Cuarta Transformación que los estadounidenses ya catalogaron como un narcoestado.

No olvidemos que Ovidio Guzmán negoció hábilmente con las autoridades norteamericanas para que 17 de sus familiares cercanos cruzaran la frontera y se establecieran legalmente en territorio estadounidense, como parte de su colaboración para seguir proporcionando información. Seguramente no le temblará el pulso para acusar a todos los involucrados en el negocio del narcotráfico.

Guzmán López aceptó colaborar en cualquier investigación federal o local, abierta o futura; testificar con veracidad en cualquier juicio en que sea requerido; participar en interrogatorios con agentes, fiscales y funcionarios federales; así como entregar documentos, evidencias y comunicaciones que se le soliciten para las indagatorias correspondientes.

“El Ratón”, pues, ya es testigo protegido. Será clave en una operación transnacional que levantará ámpula, ya que saldrán a la luz auditorías abiertas por operaciones en efectivo, vínculos con lavado de dinero y acusaciones directas y formales por complicidades.

Vendrán batallas y presiones legales contra la perversa reforma judicial impulsada el pasado 1 de junio por el actual gobierno, pero orquestada por el maximato que ejerce Andrés Manuel López Obrador desde febrero del año pasado. Una reforma donde la corrupción fue lo menos que se descubrió en esta fallida elección, en la que solo votaron 13 millones de mexicanos de una lista nominal de 100 millones, y donde se anularon más de 3 millones de sufragios, más del 21 % del total: algo nunca antes visto en la historia electoral del país.

Esta perversa elección, sin duda, afectará aspectos legales y comerciales del T-MEC, que impugnarán tanto Estados Unidos como Canadá.

Recordemos que Ovidio Guzmán es hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, extraditado el 19 de enero de 2017, actualmente preso y sentenciado a cadena perpetua más 30 años de prisión desde el 12 de julio de 2019, en la prisión ADX Florence de Estados Unidos, por cargos de narcotráfico, crimen organizado, homicidio doloso, lavado de dinero y estafa, entre otros.

Así pues, los tiempos cambiarán para los morenistas y los "cuatroteístas" en los próximos días. Saldrán a la luz nombres de personas que aparentaban ser rectas y honestas, aunque de otros más se confirmará el manejo sucio de su carrera política. Veremos de qué están hechos para enfrentar las respectivas acusaciones.

SIN ASPAVIENTOS…

Tronantes y contundentes declaraciones vertidas por el general Eduardo León Trauwitz, exjefe de seguridad de Pemex en la corrupta administración de Enrique Peña Nieto, quien se encuentra sujeto a proceso de extradición en Canadá, debido a que fue acusado por el régimen fallido de AMLO de orquestar un plan para robar combustible al gobierno mexicano.

León Trauwitz señaló que, al inicio de la anterior administración, le entregó información sensible a la entonces secretaria de Energía, Rocío Nahle (hoy gobernadora de Veracruz, aunque nacida en Río Grande, Zacatecas), sobre el huachicoleo que había en nuestro vapuleado país. Lo inaudito es que acusó a Rocío Nahle García de haberla utilizado no para perseguir a la delincuencia, sino para MAXIMIZAR EL ROBO DE COMBUSTIBLE.

“En la transición me reuní con Nahle, confiado en la nueva administración. Fui a su oficina de transición, allí en Paseo de la Reforma, y le llevé muchísima información, creyendo que iba a terminar con el robo de hidrocarburos”, expresó en entrevista con Carmen Aristegui.

Prosiguió: “Todo eso que platicamos en esas reuniones que hacíamos los martes y miércoles, dónde robaban, cómo robaban, cómo se alteraban los sistemas, los balances... Toda esa información, con documentos, se los llevé a Rocío Nahle, pero no, nunca hicieron nada”.

“Yo creo que se quedaron con esa información para poder hacer lo que pasa ahora, para robar, ¿o qué me estás diciendo?... Para maximizarlo. Es que son las evidencias”, aseveró.

Es preciso citar que hay cinco excolaboradores del general sentenciados y declarados culpables de los delitos de delincuencia organizada y sustracción ilícita de hidrocarburos. En el sexenio de Peña Nieto simularon combatir el robo de combustibles en ductos de Petróleos Mexicanos taponando las tomas clandestinas, de acuerdo con las normas vigentes de Pemex. Lo realizaban en forma artesanal, facilitándole al crimen organizado el acceso para el robo del combustible utilizando tomas clandestinas.

Sin lugar a dudas, las tronantes declaraciones del general Eduardo León Trauwitz rebotaron en los castillos del Palacio de Gobierno de Xalapa (capital de Veracruz).

Por supuesto que Rocío Nahle declarará que son mentiras —y más mentiras— las vertidas por el general Eduardo León, y que por esos motivos está detenido.

Seguramente Morena y la 4T saldrán en defensa de la zacatecana, de quien dirán que es una “persona honesta y proba”, cuando sus actuaciones a lo largo del sexenio fallido de AMLO demostraron lo contrario, pues fue increpada y acusada de obsequiar licitaciones y favorecer a grupos ligados al poder.

No olvidemos que Nahle García tiene cuentas pendientes por rendir sobre la multimillonaria Refinería Dos Bocas, una de las “obras insignia” del fallido gobierno del peor presidente de la historia de México, Andrés Manuel López Obrador. Está ubicada en el puerto del mismo nombre, cuyo nombre oficial es Refinería Olmeca. Su presupuesto inicial fue de 8 mil millones de dólares, y ya van 21 mil millones; y simplemente refina un mísero y ridículo 2 % de su capacidad, o sea, nada.

Por cierto, ya se cumplieron tres años de su inauguración. Todo un gran fraude del tabasqueño, del perverso régimen morenista y de la autollamada —y disfuncional— Cuarta Deformación.

Las otras dos fracasadas obras son: el Aeropuerto Internacional (¿?) Felipe Ángeles, con 75 mil millones de pesos, que diariamente está vacío, así como el Tren Maya, que sigue transportando diez pasajeros diariamente. Ridículas “obras faraónicas”, mal proyectadas, repletas de corrupción e incosteables, que rebasan el billón de pesos y nunca, nunca serán rentables.

Vergonzoso e indignante. López Obrador afirmó que en su régimen iba a barrer las escaleras de arriba hacia abajo para acabar con la corrupción y el despilfarro. Para su desgracia, fue lo que más hubo en su administración: corrupción, mentiras, calumnias, descalificaciones… Fueron las que permearon, y la bandera de la deshonestidad y de la corrupción ondeó en la plancha del Zócalo capitalino y en Palacio Nacional durante su fracasada gestión, donde se atrincheró sintiéndose un vil dictadorzuelo.

La Organización Nacional de Profesionales y Técnicos (Onaprotec) se vistió de manteles largos el martes pasado, en su sesión de trabajo semanal, al invitar a la politóloga y analista política Yizbeleni Gallardo, quien dio una muy interesante plática sobre la guerra de los 12 días entre Irán e Israel, a la que asistieron un gran número de miembros de dicha asociación.

La politóloga Gallardo, egresada de nuestra Máxima Casa de Estudios, la UNAM, recordó los conflictos que ambas naciones han sostenido durante décadas. Además, destacó que no se atacaron las bases militares, sino infraestructuras primarias como puertos, autopistas y otras.

Otro conflicto es la disputa petrolera, que mantiene activos los gastos de defensa de las principales potencias mundiales: Estados Unidos para Israel, así como Rusia y China para Irán. Con ello se comprueba que no es un conflicto aislado, sino un frente de guerra que se viene librando desde hace años por el control absoluto de los principales recursos del orbe, en donde está en disputa la reconfiguración internacional por el poder.

Sobre nuestro país, pronosticó que el petróleo es un activo de gran importancia para el control del mercado mundial, y sobre éste existen intereses tanto israelíes como norteamericanos de privatización —y más aún con una presidenta de origen judío—.

Enhorabuena a Armando García y César Jiménez, presidente y secretario de Organización, respectivamente, del municipio de Naucalpan de Onaprotec, por su entusiasmo, eficiencia, entrega y efectividad al frente de dicha organización, que comienza de nueva cuenta a despuntar. Ya la están volteando a ver otros organismos, tanto de la entidad mexiquense como a nivel nacional.

Continúen con el reposicionamiento… ¡Felicidades!