Y se cumplió… Reconocimiento de los tres candidatos evita polarización social
Alguien cercano al equipo de Andrés Manuel López Obrador me contó un día que, casi para finalizar el plantón que hace 12 años realizó en el Zócalo de la hoy Ciudad de México, llamó a todos los liderazgos a su campamento. En media hora, parte de sus palabras fueron las siguientes: “El arte de la política es la constancia… nunca dejen de moverse, sean triunfantes y congruentes… dejemos que las oportunidades regresen, y ahí vamos a estar…”
Y se cumplió. Esa constancia rindió sus frutos. No dejaron de moverse y la oportunidad regresó y ahí estaba.
No hubo nada que impidiera que la gente no saliera a votar. Fue impresionante ver las largas filas en las casillas electorales. En las especiales no importó el tiempo, hubo quienes para emitir su voto presidencial esperaron hasta seis horas. Las boletas, fueron insuficientes y los funcionarios de éstas hasta fueron increpados.
Hoy, sí se puede decir, una verdadera fiesta democrática. Cerca de 70 por ciento de los ciudadanos mexicanos acudimos a las urnas a emitir el sufragio. Andrés Manuel López Obrador es el virtual ganador de la Presidencia de la República.
José Antonio Meade Kuribreña, candidato de la coalición Juntos por México, en un acto de humildad, caballerosidad, temple y orgullo, fue el primero en salir a reconocer el triunfo de López obrador. Poco después Ricardo Anaya, de la coalición Por México al Frente, y el Independiente Jaime Rodríguez El Bronco.
Aunque la diferencia en el triunfo de Andrés Manuel López fue contundente, era importante que los candidatos reconocieran la derrota a sólo dos horas de que cerraran las casillas. Pero también lo es que ahora los seguidores, los simpatizantes y equipo AMLO reconozcan, también con humildad, su triunfo. Esto representa acabar con cualquier forma de polarización social, a lo que muchos apostaban al concluir la jornada electoral.
La campaña de miedo no funcionó. Hoy México vive un momento histórico, no sólo por la copiosa votación, sino porque llega la izquierda a gobernar. Esa izquierda en la que la mayoría de los mexicanos ha puesto la fe, la esperanza de que las cosas van a ser mejores. López Obrador, en efecto, demostró en este proceso electoral que es la “Esperanza de México” y si bien no podría cumplir con todos los compromisos de campaña, sí con muchas más.
Ya había dado a conocer quiénes lo acompañarán en el gabinete federal. Ocho mujeres y ocho hombres con una gran preparación, especialistas en las áreas que llevan consigo ese compromiso social: La ex ministra Olga Sánchez Cordero a la Secretaría de Gobernación; Héctor Vasconcelos (Hijo de José Vasconcelos, primer secretario de Educación Pública) a Relaciones Exteriores; Graciela Márquez Colín, a Economía; Carlos Manuel Urzúa Macías, a Hacienda.
Norma Rocío Nahle García, a Energía; Víctor Villalobos, a Sagarpa; Luisa María Alcalde, al Trabajo y Previsión Social; Esteban Moctezuma Barragán, a Educación Pública; Alejandra Frausto Guerrero, a Cultura; Javier Jiménez Espriú, a Comunicaciones y Transportes; Josefa González Blanco Ortiz Mena, a Medio Ambiente y Recursos Naturales; Miguel Torruco Marqués, a Turismo; Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, a la Función Pública; Jorge Alcocer Varela, a Salud; María Luisa Albores González, a Desarrollo Social; Román Guillermo Meyer Falcón, a Sedatu.
Como en todas las jornadas electorales, hubo incidentes de robo de urnas y de listas nominales, la no instalación de casillas, cerrar antes de concluir la votación, acarreo, entre muchas más. Ya le corresponderá a las autoridades correspondientes investigar y castigar a los culpables de estos sucesos.
Ahora, debe venir esa reconciliación de los mexicanos. De los simpatizantes y los no simpatizantes de Andrés Manuel. Todos por México.
