Enfermedades mentales y conducta, ocasionadas por comida chatarra

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Enfermedades mentales y conducta, ocasionadas por comida chatarra

Domingo, 19 Agosto 2018 00:06 Escrito por 

Mucho se ha especulado durante casi trescientos años sobre la enfermedad mental que transformó la creatividad del pintor Goya. Se decía que fue producto de pintar durante años con sustancias que tenían plomo como base.

Hoy, prestigiosas instituciones han llegado a la conclusión de que hay un sinfín de alimentos chatarra que contienen metales, de los que la industria no habla o esconde, que pueden alterar no sólo la salud y la conducta de las personas, sino su estado mental.

Recientemente, el Instituto Scripps de Investigación, con sede en La Jolla California, que alberga a más de tres mil científicos, determinó en un estudio que la comida chatarra produce un efecto similar al de las drogas como cocaína y heroína en el cerebro, generando adicción y cambiando los comportamientos sociales.

Añade que además se fomenta la necesidad de comer de más y con más frecuencia éste tipo de comidas y que consumirla durante el embarazo puede provocar que una vez que nazca el hijo, crezca con malos hábitos alimenticios.

Ahora bien, estos estudios recientes no son nada nuevo bajo el sol, como versa la máxima, pues a finales de los años 70, los pioneros de la teoría o ciencia ortomolecuar, seguidores del padre que acuñó el término, Linus Pauling, los doctores Carl C. Pfeifer y Jane Banks, del Brain Bio Center, en sus investigaciones sobre los “elementos rastro” en los alimentos y en el mismo cuerpo humano descubrieron que la industria de alimentos chatarra nos llena de una serie de metales que son los responsables no sólo del desequilibrio de muchas funciones orgánicas sino también de problemas mentales y emocionales.

En esos estudios arrojan que “algunos pacientes han sido diagnosticados como esquizofrénicos cuando en realidad eran víctimas de un envenenamiento de plomo o mercurio”. Y mencionan el caso de los trabajadores de fieltro, conocidos como los “sombrereros locos”, por culpa de las sales de mercurio utilizadas en el encolado (utilización sustancia adhesiva).

Carl C. Pfeifer y Jane Banks citan que “diversos trastornos nerviosos o mentales tienen su origen en el envenenamiento por plomo como, por ejemplo, la hiperactividad en los niños”. Pero ahora tenemos no sólo el plomo por la contaminación ambiental, sino el de tuberías del agua y las pinturas que las contienen, además de útiles escolares como papeles impresos con dicho metal.

El cinc es sustituido por el cadmio lo que ocasiona presión alta y otras enfermedades cardiovasculares, aumenta la sensación de dolor. “Y como si todo ello no fuera suficiente, estadísticas recientes han llevado a algunos doctores a sugerir que los excesos de cadmio o cobre, o las insuficiencias de cinc, vanadio o cromo, pueden ser factores críticos en la muerte por ataques cardíacos.

Es, pues, imperioso que las autoridades, más el sector legislativo, exija a la industria de alimentos chatarra, que especifiquen en sus empaques la cantidad de minerales. La exposición a cantidades de minerales, que tienen su reglamentación en la Organización Mundial de la Salud y en organismos como la FDA de Estados Unidos pero que descompensan el equilibrio biológico y mental del cuerpo, es una cuestión de seguridad y de salud pública. El caso de Goya, aunque siglos atrás, ya era una advertencia a la humanidad sobre el uso indiscriminado de minerales como el plomo que hoy contienen muchos alimentos chatarra, aunque en cantidades sutiles.

*Presidente de la ONG Franature.

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Víctor M. Zendejas Orozco

Naturismo y salud