Toluca
En el Estado de México, los representantes del jet set, la más alta esfera política y los allegados al gobernador de la entidad, Alfredo del Mazo Maza fueron los privilegiados para ingresar al Palacio de Gobierno. El protocolo en las fiestas patrias, por primera vez en décadas, fue negado, para la cobertura, a la prensa. Incluso, un fotoperiodista fue agredido por un policía estatal cuando intentó ingresar a la sede del Ejecutivo estatal, a lo que es un edificio público.
Del Mazo y Eruviel Ávila Villegas (gobernador saliente) fueron observados desde abajo, por el llamado pópulo, mientras el grito de independencia y el desfile cívico-militar del 16 de septiembre se llevaban a cabo. Una práctica común: el Ejecutivo estatal mira desde lo alto a la masa de gente arremolinada en la plaza cívica, es una tradición. Fueron 19 mil mexiquenses –según el boletín gubernamental– quienes se congregaron en la Plaza de los Mártires para levantar la cabeza no sólo llenos de orgullo por tener las manos agrietadas de construir el país en el que viven y conmemorar el inicio de la independencia, sino por cerrar los puños con tanta fuerza cada vez que son víctimas de un feminicidio, robo, hambre o carencia de servicios por la que ninguna autoridad pagará ni ahora, ni en seis años o 12.
El espectáculo de luz y sonido en palacio de gobierno estatal, ese olor a México vivo, en paz, orgulloso en el que viven la mayoría de quienes observan desde arriba o como algunos dicen: “los que tienen que agachar la mirada”, fue visto de dos maneras diferentes, una arriba y otra abajo. Así se vivió desde el palco principal, el balcón donde dos familias de gobernadores con sus hijos y esposas se reunieron para observar desde lo alto el fulgor.
En palacio nacional, el presidente Enrique Peña Nieto canceló la cena de este 207 aniversario de la Independencia. El gabinete entero faltó a la ceremonia, gritaban de otra forma: en Oaxaca y Chiapas, ayudando a la gente desvalida, apoyando a los damnificados por el sismo del viernes 8 de septiembre. Pero en la calle de Lerdo, donde se ubica el edificio del gobierno del Estado de México las puertas se abrieron para la fiesta del gabinete estatal y sus invitados VIP, como fueron considerados. Vestidos hermosos de colores vívidos portaron las damas de la cuasi nobleza mexiquense. Los señores fueron unos caballeros impecables compartiendo opiniones sobre los actos protocolarios en que Alfredo del Mazo Maza rindió protesta como jefe Ejecutivo estatal.
En un estado democrático, la participación de los medios de comunicación es trascendental, señala la Unesco, cada año en el Día de la Libertad de Expresión. Sin embargo, para los representantes de los medios de comunicación, no hubo paso al Salón del Pueblo dentro del palacio de gobierno en donde bailan y comparten los funcionarios públicos al servicio del pueblo. Nada que ocultar, sólo que las fotos de los fotoperiodistas y las entrevistas de los reporteros están prohibidas, anuncian a la entrada los encargados de comunicación social.
A las calles, el 16 de septiembre, desde las ocho de la mañana llegaron cientos de familias con sus bancos, cobijas, paraguas, espumas (prohibidas) bebidas y hasta sándwiches. Unos van a observar a sus familiares y otros sólo a pasar el día con los suyos. Habitualmente los reporteros de medios nacionales y estatales en la entidad acuden a la guardia de honor en el monumento al Padre de la Patria, Miguel Hidalgo, ubicado en la Secundaria No 1, de Toluca encabezada por el gobernador Alfredo Del Mazo Maza. Esta vez no fue así, había vallas impidiendo el paso y hasta un camión de carga fue atravesado en la calle de Santos Degollado para impedir que los reporteros tratarán de acercarse a cualquier funcionario que pasará por allí.
No hubo muchas explicaciones, los encargados de la seguridad únicamente informaron a reporteros y enlaces de oficinas de comunicación social congregados en las vallas metálicas de acceso que no había paso.
Posteriormente, Del Mazo Maza, acompañado por su esposa e hijos, así como por los integrantes de su Gabinete y el titular de la 22a. Zona Militar, General Diplomado del Estado Mayor, Enrique Dena Salgado, presenció el desfile cívico-militar desde el balcón central del Palacio de Gobierno, sin “la molesta” prensa, mientras sonreía y escuchaba las palabras del anterior comisionado de Seguridad, Eduardo Valiente.
Al mismo tiempo, casi frente en la Plaza de Los Mártires un fotoperiodista, Francisco Cruz, es agredido en el rostro por elementos de seguridad estatal. Dos policías le impiden el paso, le piden acreditaciones o el permiso para pasar al área asignada por Comunicación Social. “No me dieron ninguna”, responde mientras muestra su credencial del medio donde labora y al tiempo, los jaloneos, un par de agresiones en el rostro. Unos graban, el gobernador sonríe mientras pasan las cuadrillas del desfile.
En tanto, los reporteros observan el paso de los nuevos integrantes del gabinete hacia palacio de gobierno a bordo de sus camionetas. Ninguno se detiene. Pasan los vehículos con seguridad personal. Suenan las torretas de los “guaruras” y retiran a los representantes de los medios de comunicación. “Va a pasar la camioneta, retírate”, dice un elemento de vigilancia en las vallas. Más tarde envían unos mensajes a los medios pidiendo que se acerquen a la puerta de acceso sobre Lerdo: el llamado es “para desayunar”. “Las entrevistas continúan prohibidas”.
Es una nueva era, el primer día de un sexenio encabezado por Alfredo del Mazo. Su familia y el gabinete mira desde arriba a la gente arremolinada en la plaza. Todos fueron a conmemorar la Independencia. Es un México democrático.