Jesús Guerrero Duarte/Ecatepec
Hace dos años se emitió la Alerta de género en el Estado de México. En once municipios se decretó debido a la gran cantidad de agresiones en contra de mujeres de todas las edades, principalmente adolescentes, cuyas desapariciones terminaron en homicidios.
El corredor Tecámac-Ecatepec-Coacalco-Tultitlán, señalado por activistas como tierra fértil para la trata de personas, continúa aportando a las estadísticas sin que capacitaciones, programas y demás, ofrezcan resultados tangibles.
Apenas en una semana se difundió el crimen de una joven cuyo cuerpo fue encontrado en el interior de una carnicería, en el fraccionamiento Las Américas, en Ecatepec. Una más fue reportada victimada en la comunidad de San Mateo Cuautepec, en la localidad de Tultitlán. Y en la población de San Pablo Tecalco, una niña fue enterrada en su casa junto con su padre, asesinados ambos por un familiar.
Son tres vidas cortadas, a las que se suman cientos más en un territorio donde las autoridades, junto con la sociedad, han quedado rebasadas para enfrentar el fenómeno.
El Estado de México, durante el mandato de Eruviel Ávila Villegas, inauguró la Alerta de Género, en once municipios, después de que organizaciones no gubernamentales y asociaciones civiles estuvieron impulsando su aplicación desde el sexenio de Enrique Peña Nieto.
A dos años de ello, la entidad sigue encabezando las cifras: más de 100 mujeres victimadas en lo que va del año, aunque la autoridad siempre reduce la cantidad para que no haya tipificación de “feminicidio”, un término que a nadie gusta, a la autoridad menos, pero que se perpetra con tal impunidad que por eso las cruces no dejan de aumentar.
Más allá de las cifras, lo irrefutable es que son pocos los días en que los diarios especializados o hasta de abierto corte sensacionalista, dan cuenta de una nueva agresión a una mujer, sobre todo jóvenes y adolescentes, y la magro parte de los casos quedan sin que se castigue los responsables.
El domingo en la noche en el municipio de Ecatepec cuando, confrontado por vecinos de Las Américas por el asesinato de una joven hallada en una carnicería, el alcalde Indalecio Ríos Velázquez y el titular de la policía, Arturo Cano Centeno, tuvieron que salir huyendo del deportivo de esa comunidad donde, la policía detuvo a varios manifestantes por el solo hecho de reclamar los grados de inseguridad en su comunidad, reflejados en forma extrema con el asesinato de una joven.