Metepec / Estado de México
A sus 100 años de edad, Pascual Hernández León es considerado el artesano de barro más longevo en Metepec y, a la fecha, gracias a su buen estado de salud y ánimo se dedica a elaborar jarros pulqueros y cazuelas de este material para mantenerse activo en el oficio.
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En su taller, ubicado al interior de su casa, contó que a los siete años su padre le enseñó la elaboración de jarros, ollas, platos, tazas y vajilla en general, pero decidió innovar lo aprendido para sacar adelante a su familia, por lo que a los jarros pulqueros les añadió la cabeza de un animal, una frase y un nombre de mujer.
A su vez enseñó el oficio a sus hijos y ahora es inspiración para cinco generaciones de su familia que siguieron sus pasos y se dedican a la elaboración de artesanías de barro.
Orgulloso, aseguró que nadie elabora artesanías como él, pues todos los que aprendieron su técnica han muerto y las nuevas generaciones no se interesan por realizar artesanías tradicionales, se preocupan por innovar para lograr vender y no ser desplazados.
“Ya nadie hace lo que yo, todos los conocidos que tenía, algunos que aprendimos juntos, todos ya se murieron y si usted ve en las calles jarros ya no los hacen igual que yo”.
En su hogar, ubicado en la calle 5 de Mayo del pueblo mágico, al menos tres cuartos guardan el arte de Don Pascualito, ahí también exhibe sus piezas a la venta de las personas que llegan interesados por conocer al artesano más longevo del municipio.
“Me vienen a ver, me dicen que me vieron en la tele y se sorprenden de que puedo caminar, que tengo salud y que todavía puedo hacer artesanías; yo les digo que mientras Dios me preste vida seguiré haciendo lo que sé hacer”.
También se dijo orgulloso de que sus nietos e hijos innovaron en la elaboración de piezas sin perder la tradición, pues elaboran árboles de la vida e incluso joyería miniatura; por ello, reconoció la importancia de hacer eficientes los procesos de elaboración de artesanías y les enseñó a fabricar sus propias herramientas como pinceles, estiques y espátulas, con pelo de gato, piedras y mezclilla.
Aunque le cuesta más trabajo, don Pascualito aseguró que mientras pueda caminar con ayuda de un bastón y sus manos sientan el barro para darle forma, seguirá elaborando sus jarros y pasará sus conocimientos a sus seis tataranietos.
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