En las playas del Conchalito, la Paz, el investigador del Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas (Cicimar), del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Ignacio Leyva Valencia, descubrió restos mortuorios con fecha del periodo mil 100 después de Cristo.
Mientras Ignacio Leyva realizaba sus estudios de marea roja, descubrió una cráneo humano al atravesar por la zona intermareal de la playa, inmediatamente reporto el hallazgo al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y a la Procuraduría General de Justicia de Baja California Sur para su análisis.
Posteriormente, los investigadores Alfonso Rosales López, del INAH, y Quintin Muñoz Garaysar, del Museo Regional de Antropología e Historia de la entidad, realizaron varias excavaciones para el rescate de las osamentas e indicaron que se trata de restos casi completos de dos individuos masculinos de la época prehispánica.
Los restos fueron mandados al Laboratorio Antropofísico del INAH del Museo Regional de Antropología e Historia en La Paz, para su restauración y conservación.
El IPN, informó que, de acuerdo con los estudios, uno de ellos tenía entre 16 y 21 años, con estatura de 1.60 a 1.65 metros; el otro, era de aproximadamente 25 años y medía entre 1.68 y 1.71 metros. Fueron sepultados uno encima del otro, puestos boca abajo, pero con la cara viendo hacia el frente y las piernas dobladas hacia atrás.
De acuerdo con estudios de la región, se sabe que los antiguos californianos acostumbraban a sepultar dos veces a sus muertos. Luego de enterrarlos por primera vez, dejaban pasar entre seis y ocho meses, tiempo en que los músculos y vísceras se degradan casi por completo; posteriormente regresaban a la tumba, los destapaban y los modificaban para volver a enterrarlos. También, se cree que ambos murieron en fechas cercanas en su tiempo, y era costumbre que los colocaran en una sola fosa.
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