Curiosamente… Vlad III fue príncipe de Valaquia, conocido como Vlad Tepes (el Empalador) o Draculea (hijo de Dracul). Algunos estudiosos le otorgan la traducción de “El Dragón", mientras tanto otros le dan la acepción de “el diablo”.
A tan temido personaje se le atribuyen más de cien mil muertes. Es importante destacar detalles para entender la brutalidad de Draculea y esto es posible conocerlos gracias a la existencia de documentos y grabados de la época, donde se exponen las terribles y sanguinarias prácticas con las que Vlad ejecutaba a sus enemigos.
Entre sus preferidas encontramos el empalamiento, que consistía en atravesar los cuerpos moribundos de sus opositores en altas estacas de madera (cuando se hallaba en territorio otomano, junto con su hermano Radu “el hermoso”, fueron testigos de esta horrible forma de morir, quedando el príncipe fascinado adoptando esta práctica para aplicarla posteriormente).
Utilizaba también la incineración y el desollamiento con sus prisioneros. No hay que perder de vista que antes de la muerte los torturaba y esto jubilosamente lo disfrutaba.
La muerte del sanguinario y como muchos le llamaban, demonio, se encuentra envuelta en misterio, razón por la cual se han presentado varias versiones. La más difundida es que murió en batalla cuando combatía a los turcos por invasión. Aunque, de lo que se tiene certeza, es que el ejército turco desolló su cabeza al cercenarle la cara y cabellera del cráneo, llevándola como trofeo a Constantinopla y, por órdenes del sultán, se exhibió en una estaca para tranquilidad de todos.
La espeluznante historia de “el empalador” fue acogida por el escritor irlandés Bram Stoker quien dio vida al icónico libro “Drácula”
¿Sabías qué en Rumanía lo consideran héroe nacional?
