Curiosamente… La comunidad científica ha alertado sobre un inusual movimiento de la sección central de la falla de San Andrés. Dicha actividad ha provocado una serie de sismos lentos que podrían ocasionar un gran terremoto en el futuro. Esto es el “Big One”.
Desde hace varios años, la NASA emitió un aviso en el que notificaba que existía un 99,9 por ciento de probabilidad de producirse un terremoto en la ciudad de los Ángeles, California, antes del año 2018. Y no se equivocaron del todo, ya que en abril del presente año se registró un sismo de 5.3 grados. Debido a la organización que se tiene respecto a desastres naturales y que el epicentro tuvo lugar en el mar, no se lamentaron pérdidas humanas ni daños considerables.
El Servicio Geológico de los Estados Unidos considera que las posibilidades de que se dé el “big one” en los próximos años, es del 75 porciento; es decir, un porcentaje menor al que la NASA argumenta. No obstante, los sismos lentos que se están presentando en la falla de San Andrés han prendido todas las alertas y los geólogos cada día se ven más preocupados.
No debemos perder de vista que en los últimos meses se ha presenciado gran actividad volcánica y, como se sabe, una erupción no llega sola, sino que viene acompañada de sismos con variables intensidades. Es innegable que la tierra se encuentra experimentando muchos cambios.
Los sismos lentos se siguen produciendo y muchas veces pasan inadvertidos, pero van desarrollándose a lo largo del tiempo, provocando movimiento en la citada falla transformante continental. Otro dato interesante es que los sismos pueden durar desde semanas hasta incluso meses y no liberan grandes cantidades de energía; esto es muy importante, ya que la falla es sometida a mayor tensión debido a la inestabilidad de cada sismo lento.
Sin duda alguna, estas son señales de que algo peligroso está por ocurrir y debemos estar preparados para un terremoto de proporciones colosales. ¿Lo estamos?