Toluca/Estado de México
Han pasado casi 37 años de aquella legendaria imagen en la que el luchador mexicano Canek logró cargar al inmenso gladiador francés André El Gigante, quien pesaba cerca de 250 kilogramos y medía más de dos metros de altura. El gladiador mexicano fue el primero en poder levantarlo, sin embargo esa gran hazaña tendría consecuencias en sus rodillas, pues en varias ocasiones sería operado.
"El Príncipe Maya" tenía uno de los físicos más imponentes que se han visto en los cuadriláteros de México y, a pesar de su edad, sigue conservando todo su poder. Con más de 52 años como luchador profesional se mantiene fresca esa imagen del 12 de febrero de 1984 cuando el público reunido en el legendario Toreo de Cuatro Caminos, en Naucalpan, Estado de México, estalló de emoción al ver a su ídolo, con la máscara rota, levantar a su enorme adversario, uno de los gladiadores más temibles de la época de los ochentas.
“Enfrentarme a El Gigante en mi país era una de mis máximas aspiraciones. Cuando logré alzarlo no lo creía, ya lo había intentado antes y en ese momento pensaba que no podría hacerlo, pero estar arriba del cuadrilátero y el apoyo de la afición me hizo conseguirlo.Desgraciadamente eso fue motivo para que se me destrozaran las rodillas desde aquel entonces”.
El luchador de 68 años añadió que: "Aún se sigue hablando. Cuando conocí a André el Gigante me impresionó su peso y su estatura, empezamos a luchar y ya me sentía del mismo tamaño que él”, destacó Canek.
Explicó, que precisamente las lesiones son algunas de las facturas más caras que ha pagado en sus 52 años de carrera. Aunque admitió que la fama tiene precio y dijo:
"¿De qué te sirve tener el dinero guardado si vas a estar en una silla de ruedas y amargado? Preferí arriesgarme, ver qué se podía hacer. Pensé estar bien en lo que me quedara de vida. La fama tiene un precio y era momento de pagarlo".
Señaló que tuvo la fortuna de “convivir y aprender de grandes luchadores como El Santo, Blue Demon, Cavernario Galindo, Ray Mendoza y El Solitario, entre otros”.
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“Dos de mis máximos ídolos eran El Santo y Blue Demon. Entonces, cuando llegué a luchar contra ellos fue algo impresionante para mí, no podía creerlo”, contó.
Compartió la anécdota curiosa que le sucedió en el aeropuerto internacional de la CDMX con el más grande luchador de México el enmascarado de plata, El Santo.
"Una vez, al llegar a un aeropuerto, se me acercó un hombre y me saludó. Su voz se me hizo familiar pero no sabía de dónde lo conocía, no lograba identificarlo. Después de un rato lo miré detenidamente, vi cómo se paraba, la postura de sus brazos, su porte y supe que era él. Me quedé impactado".
Canek es de los pocos luchadores que jamás se ha inyectado o tomado sustancias ilegales para mantener su musculatura sólo fue trabajo de gimnasio y la base de una buena alimentación.
