Toluca/Estado de México
Hay lesiones que desgastan a los deportistas y los obligan a terminar, incluso, de manera prematura su carrera. Así fue el caso de la mexiquense Soraya Jiménez, quien vio seriamente comprometida su salud, con 14 cirugías diferentes en la pierna izquierda, una gran cantidad de paros cardiorrespiratorios y la pérdida de un pulmón a causa de una influenza tipo B, estas condiciones la fueron mermando hasta que el 28 de marzo de 2013, falleció debido a un infarto al miocardio a los 35 años en su departamento en la Ciudad de México.
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En el 2004, de forma inesperada, Jiménez anunció su retiro días antes del inicio del clasificatorio para los Juegos Olímpicos de Atenas, esto por un desgarre en la rodilla izquierda y por no contar con las marcas que le otorgarían un boleto para la máxima justa deportiva.
En ese momento no había lágrimas en su rostro, la campeona olímpica en la categoría de los 58 kilogramos expresó con serenidad:
“Claro que me duele haber tomado la decisión de retirarme, pero ya no alcanzaba las marcas que me debían mantener con la ilusión de competir”.
Jiménez Mendivil practicó varios deportes como el básquetbol, el bádminton y la natación, antes de encariñarse y quedarse con el levantamiento de pesas, al realizar esta última actividad y por la cual se definió por la misma a los 14 años de edad.
Su nombre quedaría grabado en la historia del deporte nacional por ser la primera mujer mexicana en lograr una medalla de oro en Juegos Olímpicos (Sídney 2000) en la categoría de halterofilia, además fue la primera edición donde se aceptó la participación de mujeres y la mexicana se clasificó en la categoría entre 53 a 58 kilogramos.
La situación que vivió Soraya Jiménez es el reflejo de los atletas que sufren los riesgos en el deporte profesional, donde el cuerpo llega al límite y provoca lesiones que los obligan retirarse de forma inesperada.
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