Toluca/Estado de México
En el verano de 2001 Ricardo La Volpe llega a dirigir su primera etapa con los Diablos, donde José Saturnino Cardozo era su goleador, Hernán Cristante su arquero, Antonio Naelson “Sinha” el cerebro y Vicente Sánchez el motor del equipo.
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En ese entonces sucedieron varias cosas curiosas, por ejemplo, que el técnico argentino no conocía bien a los jugadores, entre ellos a Antonio Naelson Sinha quien compartió ese primer contacto con el técnico argentino.
Recordó, cuando llega La Volpe hace su primer entrenamiento en el estadio Nemesio Diez, forma dos equipos como siempre para hacer lo táctico, en esos once contra once, “yo quedó fuera; no me conocía, no sabía quién era”.
Añade, “forma los dos equipos tú para allá y tú para acá, los que no vayan a la otra cancha, quedamos fuera dos o tres. Termina el entrenamiento y los que no hicieron nada pónganse a patear al portero César Lozano, -nos pusimos a patear-, afirmó.
En ese momento se va acercando y me pregunta; ¿tú cómo te llamas?, le respondo; “me dicen Sinha”. Se me queda viendo con cara de asustado, ¡Tú eres Sinha!, le digo; “sí, soy Sinha”. Él me dice: “No te tengo miedo, pensé que eras más grandote boludo”.
Después al siguiente día, en el entrenamiento; “yo, ya estaba en el equipo titular y jamás me separé del primer equipo”. Lo contado por Sinha fue una de tantas situaciones curiosas que se vivieron en la era del “Bigotón” en el banquillo escarlata.
Otra que muy pocos conocen es que los días lunes, el equipo del Toluca entrenaba en las instalaciones de Metepec, normalmente Ricardo La Volpe tenía por costumbre llegar una hora después, pues dejaba que sus auxiliares se encargaran de recibir a los jugadores para trabajar el aspecto físico por una hora y media.
En esa ocasión, Toluca tendría actividad a mitad de semana con jornada doble, así que los auxiliares cambiaron todo para trasladarse al estadio y que el técnico trabajara fútbol en el Nemesio Diez.
Sin embargo, su cuerpo técnico jamás le comento al estratega. Así fue como el lunes 12 de junio de 2001, Ricardo La Volpe llega a las instalaciones de Metepec, toca su claxón para que le abrieran la puerta y el vigilante Octavio Ramírez lo hace.
Entra La Volpe al estacionamiento y pregunta: ¿Dónde están todos, porque no hay carros o qué pasa? A lo que el vigilante (Octavio) le responde: “Profesor están trabajando en el estadio, pues Toluca juega el miércoles allá”.
En ese momento, La Volpe mueve la cabeza sonríe enojado, se sube al auto y se va rumbo al estadio para trabajar con los jugadores y el entrenamiento duró 5 horas.
Así era el mundo y el Toluca cuando La Volpe llegó por primera vez al timón de los Diablos, donde siempre había risas, regaños, pero respeto y una gran unión a pesar del carácter “gruñón” de Ricardo La Volpe.
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