Los procesos de migración interna e internacional que se viven en la comunidad mazahua transforman los roles de hombres y mujeres que pertenecen a este pueblo, por lo que reforzar los rasgos culturales para que no se vean afectados como consecuencia de tales procesos es un campo abierto a la investigación, afirmó Rocío Sabino Nava, investigadora de la Universidad Intercultural del Estado de México (UIEM).
Durante el Foro “Tendencias de movilidad y migración en la región mazahua del Estado de México. El caso de San Felipe del Progreso", Sabino Nava explicó que cuando los hombres migran para trabajar, ya sea a la capital del país o a Estados Unidos, el papel de la mujer que se queda cambia y ya no solamente se dedica a atender el hogar, sino que también se debe ocupar del ganado, la agricultura y la organización comunitaria.
De esta manera, manifestó, en el marco de este evento organizado por el Centro de Investigación y Estudios en Movilidades y Migraciones Internacionales (CIyEMMI) de la Universidad Autónoma del Estado de México, el hombre se convierte solamente en proveedor que aporta los recursos económicos a la comunidad y cumple el objetivo específico de migrar en busca de recursos.
Los migrantes mazahuas, detalló, salen de sus comunidades para ir por dinero, pero generalmente regresan durante las cosechas, cuando el trabajo en el campo es más pesado o bien, vuelven para participar en las fiestas.
Otra de las situaciones migratorias que ocurren en la comunidad mazahua, dijo, se da cuando los jóvenes dejan su lugar de origen para ir a estudiar, y en este caso, viven un proceso en el cual ya no solamente comparan su cultura con la nueva realidad, sino que hacen lo posible por ocultarla, y esto incluye desde la forma de alimentación hasta la lengua y la vestimenta, con el propósito de evitar la discriminación.
Por su parte, Iván Pedraza Durán, también profesor de la UIEM, sostuvo que hasta ahora, en la comunidad se hace lo posible por mantener elementos de la cultura mazahua que los identifican, como el consumo de la tortilla, el uso de las mantas y manteles y algunas frases en lengua originaria que se siguen reconociendo.
A su vez, Jaciel Esquivel Antonio, delegado de la comunidad de San Lucas Ocotepec, al dar su testimonio como migrante de retorno de Estados Unidos, aseguró que su experiencia migratoria le permitió comprobar que en México la imposibilidad de acceder a un alto nivel educativo limita el desarrollo de las personas, mientras que en el país vecino tuvo la opción de trabajar en la construcción, recibir un buen salario y aprender el oficio.