Calimaya/Estado de México
Acoso y hostigamiento vivió Alma Eréndira Durán Rivera por parte de Edgar Eduardo Tarango Velázquez, jefe de seguridad pública municipal en Calimaya, quien entre comentarios machistas y pese a saber su preferencia sexual, la intimidó hasta que la despidió.
En entrevista para DigitalMex, explicó que durante los dos años que laboró como encargada del C2 y monitorista, fue acosada en diversas ocasiones por dicho sujeto, quien al ponerle límites, la castigaba cambiándole el horario laboral e incluso sus funciones.
Incluso, cubrió turnos de madrugada en varias ocasiones, una de ellas, el sujeto la acosó metiéndole la lengua en el oído e intentó besarla, por lo que lo alejó y molesto se retiró del lugar.
Pero el acoso siguió, pues al enterarse de sus preferencias sexuales y que mantenía una relación con otra mujer, recurrió a comentarios como "yo voy a hacer que te gusten los hombres" y "deja a tu pareja y te voy a hacer sentir mujer".
"En una ocasión por supuestamente, no llegar a recoger mi uniforme nuevo, me detuvo cuatro horas más, es decir, tuve que cubrir cuatro horas más aparte de mi horario laboral, después por indisciplina me cambió el turno 24 por 24, es muy pesado ese turno porque no te puedes separar de la computadora y siempre tienes que estar viendo el monitor", contó.
No obstante, entre los castigos en una ocasión la envió a operatividad, es decir, trabajar a bordo de las patrullas con rondines en las calles del municipio, pero, aunque ello representaba estar lejos del comisario, resultó que su labor la realizaría precisamente con él.
"Íbamos solos y siempre ponía su mano encima de la mía, jalaba mi mano y la acercaba a sus genitales, la última ocasión estábamos esperando a la Guardia Nacional para un operativo y el metió su mano a mi chamarra y me tocó los senos", añadió al tiempo que indicó que por este hecho levantó una demanda en su contra por abuso sexual.
Explicó que pese a que el señor tiene pareja, quien trabaja en la Policía Municipal de Calimaya, en varias ocasiones le pidió mantener una relación formal, no obstante, seguía acosándola con tocamientos y comentarios machistas, hasta que en diciembre del año pasado la mandó de castigo a un resguardo en la comunidad de San Marcos, donde no hay señal de celular, ni comunicación alguna.
En el lugar, la dejó más de un día y medio, pero a su salida sufrió un accidente vial que le generó una herida grave en el pie, por lo que requirió un permiso por riesgo laboral, pero se lo negaron y mientras se encontraba de incapacidad, le pidieron firmar su renuncia.
"No hice nada legal por pandemia, pero levanté una denuncia en línea que remitieron a la Contraloría de Calimaya, también envié tres cartas al presidente municipal para solicitarle una reunión y exponerle mi caso, pero se me ha negado la ayuda hasta el día de hoy, ya pasaron cinco meses y no hicieron nada", añadió.
Por estos hechos, emitió dos denuncias, una por hostigamiento y otra por abuso sexual, mismas que el Director Jurídico del ayuntamiento le pidió retirar como condicionante para ayudarla, pero no accedió y ahora teme por su seguridad y la de su familia debido a que el comandante vive a tan solo unas cuadras de su domicilio y aunque solicitó medidas de protección, el tiempo para que estas concluyan está próximo y siguen sin solución.