Valle de Bravo/Estado de México
Cada inicio de mayo se celebra la fiesta del santo patrono El Cristo Negro de la parroquia de Santa María Ahuacatlán, y este miércoles el Pueblo Mágico de Valle de Bravo se llenó de fieles de todo México.
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La imagen del Cristo Negro es venerada por los lugareños y encierra numerosas leyendas que fueron retratadas en cuatro gigantescos lienzos por Phillippe y que pueden ser apreciados en el Templo de Santa María Ahuacatlán.
Cuando se construyó el templo, llevaba el nombre de "La Capilla del Calvario", pero sufrió una reconstrucción en 1864, la cual nunca se concluyó. Podría parecer un pequeño templo perdido, pero encierra un buen secreto: un Cristo Negro.
Se dice que el Cristo no era negro, un terrible incendio destruyó el templo, pero el milagro que ocurrió fue que el Cristo no se quemó, solo quedó totalmente negro, cubierto de hollín, por ello se le denominó el Cristo Negro.
Una de las leyendas más popular que data de principios del siglo XVII, refiere que, existían dos grandes grupos indígenas que tenían rivalidades por cuestiones territoriales: los de La Peña y los de Ahuacatlán.
Un día, llegó un arriero a la Hacienda de San Gaspar, en donde laboraba un numeroso grupo de jornaleros de La Peña.
El arriero les ofreció en venta una de las tres imágenes que traía consigo. Al ver este que los jornaleros no tenían ningún interés en ninguna imagen, les dejó una para que lo pensaran, prometiendo regresar al otro día.
El misterioso personaje jamás regresó. En aquel momento, el Cristo era blanco, de proporciones y características europeas.
El apego de los indígenas a la imagen fue creciendo a tal punto que solicitaron permiso al hacendado de festejarlo, en su particular modo, con danzas y chirimías acompañadas de comida y regadas con pulque. Al hervor de los alcoholes, se olvidaron del respeto a sus patrones.
Cada año la historia se repetía e iba en aumento, hasta que los patrones decidieron donarles la imagen con la condición de que le construyeran una ermita lejos de su propiedad. Así fue como el Cristo quedó ubicado en una modesta construcción de carrizo y zacatón.
Un 3 de mayo, festejando la Santa Cruz, en medio de la euforia y calor de los pulques, fueron sorprendidos por sus enemigos, los de Ahuacatlán. Fue una terrible batalla y no se sabe si, por accidente o con intención, la ermita se quemó. Esto acabó repentinamente con la lucha. El gran misterio fue descubrir que entre las cenizas estaba intacta la imagen. No se quemó, aunque sí cambió de color, ahora era total e irremediablemente negro.
Al lugar acudió el sacerdote misionero, que asumió y explicó a los indígenas que el cambio de color se debía a la acción redentora de Dios para liberar a ambos bandos del odio, rencor y venganza que los consumía, logrando así la paz y armonía en el Valle de Temascaltepec, hoy Valle de Bravo.
La imagen fue llevada en una procesión conjunta a la capilla "el Calvario", construida por los frailes en Ahuacatlán y reconstruida más tarde dedicada a la Asunción de María. De allí tomó el nombre de El Señor de Santa María el Cristo Negro.
El Cristo Negro de esta localidad es uno de los principales atractivos que convoca a miles de turistas nacionales y extranjeros que se dan cita para venerarlo: su color es un misterio, y su llegada a Valle de Bravo también lo es.
Su hogar es el Santuario del Señor de Santa María, una construcción que data de finales del siglo VII y que le dio albergue; su historia se remonta a la Hacienda de San Gaspar, en las afueras de Valle de Bravo.
La leyenda dice que los indígenas le tomaron cariño y en cada oportunidad, le pedían permiso al hacendado para venerarlo y hacerle fiestas, pero el odio entre ambas etnias no tuvo fin y siempre discutían por tenerlo, así que el dueño optó por regalárselos.
El Cristo Negro es para muchas personas milagroso, y es por eso por lo que del 1 al 3 de mayo se le hace una gran fiesta, en la que no solo participa la comunidad, sino también miles de peregrinos que llegan exclusivamente a pedirle favores.
Muy poco se puede decir sobre el estilo arquitectónico del hogar del Cristo, ya que como tal no tiene ningún valor que merezca ser resaltado. Comenzó siendo La Capilla del Calvario para transformarse más adelante en iglesia, su reconstrucción comenzó en 1864 y aún sigue en obra.
Todos los días del año, el lugar recibe a los feligreses que, además de llevarle una petición al Cristo, no pueden dejar la oportunidad de llevarse una réplica como recuerdo.