Toluca/Estado de México
El señor Crisanto nació entre sombreros de palma, ya que la actividad que ha marcado a su familia la inició su abuelo, y él, a sus 80 años, sigue tejiendo. Aunque con el paso de los años todo ha cambiado, para él es un orgullo ser pionero en tejer los típicos sombreros de palma que se venden como parte de los productos para celebrar la Independencia.
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Lamenta que con el paso del tiempo y la llegada de productos chinos, la tradición de tejer palma se haya ido desvaneciendo. Durante la pandemia, comenta que murieron la mayor parte de los abuelos dedicados a esta actividad y que las nuevas generaciones ya no apuestan por ella, pues saben que se regatean los artículos, ya que la gente no valora el trabajo de tejer a mano.
El pequeño negocio se encuentra en la zona norte de Toluca, donde la mayoría de las familias se dedican a tejer con palma verde o seca, desde las cruces para el Día de Ramos hasta los sombreros. En su local, no solo se venden este tipo de sombreros, sino que las mujeres, especialmente, están acostumbradas a portar boinas o sombreros decorados con encaje, porque el sol es muy fuerte en esa parte seca de la capital mexiquense.
Don Cris, como le dicen sus familiares, ahora se acompaña de sus nietos y nietas. Su esposa atiende el negocio junto con sus hijos y nueras, son vendedores de temporada, pero lo que no cambia es la elaboración de estos productos con los que pudo sacar adelante a sus hijos, aunque está convencido de que se podría perder la tradición familiar.
Dice que en su familia son varios hijos e hijas, y no todos continuaron con la tradición de elaborar estos sombreros de palma. Los nietos ya no están interesados en seguir este oficio, no solo porque han observado que la mayoría de los compradores buscan regatear el costo del producto, ya que consideran que es muy caro, sino porque buscan otros horizontes, como estudiar una carrera y seguir con sus vidas en otro lugar.
En San Cristóbal, la mayoría de las familias son de origen otomí y se dedican a la elaboración de productos de temporada. Si bien anteriormente se observaban decenas de negocios que ofrecían no solo sombreros, sino también otros artículos patrios, este año decidieron invertir menos, y algunos apostaron por la compra de productos piratas que tienen menor calidad, pero implica menos inversión y un poco más de ganancia.
Para el señor Crisanto, seguir tejiendo algunos de los productos que vende también significa recordar a su padre y a su abuelo, quienes iniciaron con ese oficio con el que sacaron adelante a su familia. Además, considera que es una de las raíces de esa demarcación toluqueña.
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