Toluca
Fomentar una calidad de vida “justa para todos” donde no se pisotee al otro y esté dentro del contexto de los derechos humanos, es la esencia del libro “Las mujeres y el desarrollo humano desde el enfoque de las capacidades”, escrito por investigadora Martha Hilda Vargas Cancino, presentado en la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México.
Vargas Cancino enfatizó que la libertad es el factor detonante para el desarrollo humano y si no se tiene se le anula, por tanto, las capacidades traducidas como oportunidades, ayudarán a elegir entre un conjunto de opciones valiosas para ser o hacer aquello que la persona determine.
En un diálogo con la directora del Centro de Estudios en Derechos Humanos de la Codhem, Alma Regina Dávila Serrano, expuso que el libro surgió porque a veces se pasa por encima de la gente al tratar de conseguir algún objetivo, por tanto, se impulsa una calidad de vida con el enfoque de las capacidades, propuesto por la filósofa Martha Gutman, el cual se homologa con los derechos humanos.
Dicho enfoque establece diez capacidades: preservar la vida, mantener la salud corporal, expresar los sentidos, imaginación y sentimientos; manifestar emociones, ejercer la razón práctica y la libertad de afiliación, convivir respetuosamente con otras especies más allá de la humana, expresarse a través del juego y ejercer control sobre el propio entorno.
A manera de ejemplo, dijo que la capacidad de preservar la vida y la salud corporal, tiene relación con el derecho humano a la vida; la de libertad de afiliación también con el derecho humano a la libertad de asociación; entre otras afinidades.
La especialista comentó que los valores de cada persona cambian conforme a sus prioridades y el contexto en el que se desarrolla, porque “somos agentes de cambio y sí podemos generarlo. El ser humano ha generado el cambio en diferentes épocas”.
Finalmente, en el marco de la Cátedra “José Martí, los Derechos Humanos” Semana Conmemorativa al Día Internacional de la Mujer”, Vargas Cancino destacó que se debe trabajar como sociedad en reconocer que tanto el hombre como la mujer son importantes y complementarios, con roles diferentes.