Cincuenta años después de su fallecimiento, el espíritu rebelde del Che, mantiene el ideal de los apasionados a la Revolución.
La muerte del Che significaba la derrota del ejército boliviano que intentó consumar su revolución como la cubana desde las serranías de Bolivia.
Como el gobierno no quería que los revolucionarios tuvieran un lugar donde llorarlo ni llevarle flores, decidieron guardar el secreto del fallecimiento del Che.
Durante 30 años ningún vallegrandino supo realmente en donde se encontraban los restos del Che Guevara, solamente habían escuchado los relatos de familiares o vecinos del lugar que aseguraban que los restos seguían en Vallegrande.
El ejército boliviano con el apoyo de los agentes de la CIA, capturó a Ernesto Guevara de la Serna, mejor conocido como el Che, un 8 de octubre de 1967 en la Quebrada del Churo.
En la captura fue herido en una pierna y lo trasladaron a una escuela abandonada donde pasó su última noche.
El 9 de octubre fue ejecutado; su cuerpo fue exhibido a los periodistas y curiosos que dio la vuelta al mundo que le aseguró convertirse en un mito revolucionario de la historia.