Autoridades de seguridad en Hawái informaron que lava expulsada del volcán Kilauea se aproxima a la planta geotérmica de Puna Venture, la cual suministra más del 25% de la energía y contiene sustancias inflamables, lo que podría provocar una emisión incontrolable de gases tóxicos.
Al momento, los trabajadores de la planta intentan cerrar tres pozos con acceso directo a agua caliente a dos mil metros de profundidad, para “eliminar un mayor riesgo de que se produzca una emisión incontrolable de gases y humo”, expresó el gobernador hawaiano, David Ige.
La lava del volcán arribó a costas del océano pacifico donde su contacto con el agua generó emisión de gases ácidos, que pueden provocar irritación en ojos, pile y pulmones, por lo que las autoridades se mantiene alertas para evitar, lo que los geólogos consideran, “el peor evento volcánico del último siglo”.
Según fuentes oficiales, la actividad volcánica ha dejado el fallecimiento de dos personas, más de dos mil personas evacuadas, 30 viviendas destruidas y decenas de grietas, así como el desplome de la actividad económica en Hawái, con caídas del 50% de ingresos turísticos, calculado en 222 millones de dólares.