Si algún mexiquense desvelado me está leyendo hoy, merece un mensaje de paz, de fraternidad y de solidaridad, en un día en que la cristiandad ha recibido la luz de la esperanza. Fecha de reflexión, de espiritualidad, de sanación emocional y, sobre todo, de amor y perdón.
Se renace con el nacimiento y sendero de lo verdadero, de la promesa de mejores días y de seres humanos íntegros. Oportunidad de unirnos, de buscar claridad de pensamiento en el mundo y en las acciones; hito entre la polarización y la cohesión, búsqueda de lo sencillo y lo auténtico; del encuentro de la alegría, de ser y estar.
Hoy, en el día que los que creen y los que no, estarán sentados a la misma mesa, celebrando el acontecimiento, sembrando los valores propios de una convivencia fraterna, como honestidad, veracidad, igualdad, tolerancia, respeto, solidaridad, entonces, habrá llegado la Natividad, habrá nacido Jesús. Se develará el misterio.
Los cambios generan incertidumbre y 2019 estará marcado por ella, pero con unidad, con un espíritu de reconciliación y en la tolerancia como forma de vida, pudieran enfrentarse los cambios que se avecinan, fuertes y resilientes. Lo no vivido antes debiera encontrarnos juntos y así potenciar las fortalezas de nuestras comunidades a fin de solucionar las vicisitudes de lo nuevo y lo diferente que vienen.
Estamos asistiendo al nacimiento de un nuevo tiempo, lo entenderán mejor las mentes y las emociones abiertas, esperanzadas y determinadas a ir al encuentro de la luz del entendimiento y el trazo de un nuevo camino. Ya pasó hace veintiún siglos.
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@MargaJimenez4