Informar o no hacerlo, comunica. Los vacíos de información, los llena el rumor, la mentira, inclusive el escándalo que mueven a reacciones equívocas e impensandas. Eso ha estado ocurriendo en relación al desabasto de la gasolina, con un manejo de redes sociales deficiente, pero sobre todo, los hechos han hablado al llevarles la delantera a la autoridad. Pareciera una crisis y, si percepción es realidad, no hay diálogo, y habiendo un solo emisor, la percepción de crisis se convierte en realidad: ¿dónde está la gasolina?
El desabasto de gasolina y el problema de distribución como se nos ha dicho, o bien la insuficiente compra y paga del combustible a EU obligan a una comunicación precisa, suficiente, altamente sofisticada en el fondo y en la forma, sino se pasará de la comunicación seria al costo de la especulación.
La democracia participativa pasa por la voz y el actuar de la sociedad organizada. Ya se ve que las propuestas de la autoridad, como la de programar el surtido de gasolina de acuerdo al color del engomado en la CDMX pudiera ser opción, en tanto la autoridad resuelve, como corresponde, y se termina la crisis, expresada también en medios informativos extranjeros, redes, filas, riñas y posible parálisis de actividades, pero sobre todo, se requiere superar la crisis de comunicación.
Mientras más se llama a la cordura a la ciudadanía para no hacer compras de pánico, la demanda crece, se dice que no es problema de abasto, sino de distribución, pero se advierte desorganización. El gobierno señala que es asunto de percepciones, pero cuando no se atajan se convierten en realidad.
El único que da la cara es el Presidente López Obrador. Las declaraciones de los titulares de Pemex y la Sener proyectan inexperiencia y que no tienen “los pelos del problema en las manos”. El argumento que nos dan es acabar con la corrupción y el gran negocio del huachicol, soslayando el problema de surtimiento y distribución.
Urgen voceros capacitados y conocedores, así como una estrategia bien pensada de comunicación.
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@MargaJimenez4
