La crisis de por el desabasto de la gasolina alcanza dimensiones insospechadas. Lo que parecía que sería un problema pasajero, hoy ha llegado a enfrentamientos e, incluso, la necesidad de la policía de Nezahualcóyotl de dispersar a la gente que los agredía verbalmente.
Un video en redes sociales muestra cómo los elementos de la Unidad de Reacción Inmediata son corridos del establecimiento y posteriormente lanzan balazos al aire. Momentos después, se ve la forma en que al menos cuatro efectivos patean y pegan con el tolete a un hombre tirado en el piso. La gente comienza a toser y habla de que soltaron gas pimienta.
En este caso ¿A quién culpamos? ¿A los policías? ¿A la desesperada gente que está sin el combustible y con sus actividades paradas? Hay desesperación. Otro caso lamentable se dio cuando un despachador le dice a un hombre que no puede llenar el tanque y el comprador saca en ese momento una pistola y lo amaga para que llene.
Un joven, luego de que una mujer invade la fila y se niega a salir pese a las peticiones de quienes llevaban horas formados, rompe unos de los cristales del vehículo de la señora, quien se fue del lugar. En tanto, también un video muestra a un grupo de vecinos en una comunidad del municipio de Acambay rompe un ducto para abastecerse de combustible.
Conatos de enfrentamiento, hasta dos días de espera para abastecerse de combustible, bloqueos en vialidades, por la desesperación. Algunas personas se han dedicado a vender etanol en lugar de gasolina, provocando averías en los automotores. Otros la revenden hasta en 700 pesos 20 litros. La desesperación de la gente comienza a salirse de control.
Ya pocos creen el discurso que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha mantenido desde que inició el desabasto: que es el de combatir a los huchicoleros. Desde el pasado viernes se dio a conocer que comenzó la descarga de los buques tanque varados en Veracruz, pero nada se ve tampoco.
¿Qué viene si no esta semana no se regulariza el abasto?
La maestra Julia Alarcón, especialista en Finanzas, señala que lo más preocupante sería la falta de abasto en mercados, comerciantes, tiendas, tortillerías, es decir, todos los perecederos. 1) Quien los produce se queda sin poder entregar; 2) Quien los comercializa sin poder obtenerlos, y 3) Quienes distribuyen, si ya lo tienen, padecerán porque se les echa a perder.
Sostiene que en cada proceso se pierden las respectivas ganancias porque la gente vive de esto. Perecederos y no perecederos. Servicios de emergencia como ambulancias, bomberos, protección civil, hospitales. También taxistas, mensajería (DHL, Estafeta, etc.). Si llegan a quedarse sin combustible sus pérdidas serían inmensas
Lo cierto es que no hay combustible suficiente para la zona centro del país y ningún discurso puede convencer de lo contrario. La gente lo vive y lo padece.
