Para no romper con su costumbre de mostrarse siempre como hombre polémico y hasta con “autonomía” en su decir y actuar, el senador Ricardo Monreal hace aún ruido y empuja al recién llegado a las filas de Morena, Alejandro Armenta Mier, para que éste sea y no Miguel Barbosa, el candidato al gobierno del estado de Puebla.
El zacatecano ha movido todo cuanto le ha sido posible para lograr su cometido, e intentó hacer un bloque de senadores para que se pronunciaran a favor del desprestigiado ex priista, en contra de la decisión que hace tiempo tomó y dejó clara Andrés Manuel López Obrador, y reiteró la líder de Morena, Yeidckol Polenski.
El empleado de Mario Marín, hoy infiltrado en las filas del partido del Presidente, utilizó todos los recursos económicos de que dispuso desde aquellos tiempos en los que saquearon junto con el “gober precioso” las arcas del estado, para hacer su carrusel de medios en la entidad que hoy gobierna don Guillermo Pacheco Pulido.
En su desesperada búsqueda por tumbar de la por segunda ocasión candidatura de Barbosa, hasta se atrevió a decir en diversos espacios periodísticos, entre ellos el del prestigiado columnista Rodolfo Ruiz -en un guión acordado con Marín-, que estaba totalmente deslindado de él, sabiendo que su amistad y complicidad con el ex gobernador, poco o nada le pueden aportar para un proceso electoral que estará salpicado de una terrible guerra sucia.
Aún y cuando hoy, convencido de que no podrá bajar del caballo al amigo del presidente, Armenta Mier ha difundido copiosamente que es gran amigo de Yeidckol Polenski y que su simpatía y afinidad política con Miguel Barbosa, superará todo cuanto se diga para que “juntos” vayan por el triunfo.
Como sea y para que no quede duda de por donde caminarán los apoyos, en estos días diversas organizaciones se pronunciarán por el único aspirante al gobierno de Puebla por Morena, y ese es y fue siempre Miguel Barbosa.
Entre esas agrupaciones estará la Confederación Nacional Plan de Ayala, que preside otro senador, también zacatecano, José Narro Céspedes.
Aún así, Miguel Barbosa debe cuidarse de ese rufián de la política que es Armenta Mier, porque cuando Mario Marín le ordena ir con todo en contra de alguien, lo hace sin pudor y miramiento, aún y cuando sean del mismo partido. Y si no, que le pregunten a Blanca Alcalá Ruiz como le fue cuando siendo la mejor posicionada del PRI, la bajaron a punta de periodicasos.
*Que ya actúe AMLO ante corrupción y saqueo
El Presidente Andrés Manuel López Obrador machaca todos los días en sus madrugadoras conferencias y en las permanentes giras que realiza, que el mayor mal de este México saqueado, herido, dolido, abandonado por sus autoridades es la corrupción. Dice una y otra vez que la voracidad y codicia de los anteriores funcionarios llevaron al país al peor de sus momentos.
Lo hace en Palacio Nacional; lo repite en todas las comunidades, como la que hizo en Nayarit, donde con tono de hartazgo y profundo enojo dijo que el gobierno anterior (el de Enrique Peña Nieto) había dejado a la nación en situación de grave catástrofe.
Afirma que la imperante corrupción y complicidades de los servidores públicos, permitieron que el saquéo de los recursos públicos se hiciera de forma descarada, amparados por el influyentismo y la impunidad, y por ello sin riesgo de ser castigados.
Ese enojo o rabia que el Presidente ha externado de manera cotidiana, es el mismo que millones de mexicanos llevamos a cuestas. No solo nos sentimos burlados, abusados, golpeados, sino frustrados y maniatados por no sentir que la justicia y castigo a los corruptos y delincuentes muestre el sello de la casa. Ese sello que dijo de manera invariable que sería inflexible para actuar conforme a derecho, apegado a la ley y en búsqueda de la aplicación de la justicia.
Hemos escuchado desde hace doce años en voz del hoy Presidente, que los ladrones, vestidos de funcionarios, llevaron al país a la más severa situación de pérdida de valores, de respeto, de legalidad, de libertades, de seguridad, y de crecimiento sostenido.
López Obrador aseguró que se acabaría con los pillos de cuello blanco, pero mientras no veamos a los responsables de nuestra catástrofe tras las rejas o bajo proceso penal, no nos sentiremos ni representados ni atendidos. Si como dice el saqueo fue cínico y brutal, debe actuar en consecuencia y dejar que la Fiscalía General de la República muestre su autonomía.
Alejandro Gertz Manero tendrá que probar de que está hecho y actuar para iniciarle proceso a todos aquellos que dañaron a la Nación. Si no hay castigo para corruptos del pasado reciente, de nada servirá la nueva Fiscalía.
Es incomprensible por otro lado que el presidente diga que quiere acabar con los secuestros sin detener a los secuestradores, o acabar con el narcotráfico sin detener a sus cabecillas. ¿Cómo le hará para lograr éxito en este gravísimo tema?
La comunicación del gobierno debe tomar nuevo rumbo
Luego de varios meses de un vacío que parecía interminable, el nuevo gobierno finalmente tomó las riendas del país y ya ha librado sus primeras batallas, señaladamente la del combate al robo de combustibles, o huachicoleo.
La reacción de parte de quienes ven afectados sus intereses no se han hecho esperar, y los ataques a planes y programas y las formas de operarlo no han parado en los medios de comunicación, en las redes sociales, en memes y en opiniones serias.
En la actualidad, no hay gobierno que pueda desatender el frente de la comunicación. Ésta se ha vuelto un factor fundamental para la gobernabilidad.
Ahí tiene usted a los senadores y a los diputados, el Legislativo que también fue sacudido desde sus raíces por la elección del 1 de julio, que despojó a los viejos partidos de su poder y generó nuevas mayorías. Ahora trabajan en el nuevo andamiaje que reclaman las nuevas instituciones y en los urgentes cambios que la nación requiere.
Los legisladores federales laboraron hasta cerca de Navidad, y en esa semana realizaron incluso un periodo extraordinario para desahogar temas inaplazables.
Pero no acaban de desprenderse de la vieja imagen que a lo largo de muchas legislaturas fue cuajando: que son flojos, que no trabajan, que reciben moches y disponen de recursos sin cuento ni cuenta.
El cambio radical del quehacer público requiere acompañarse de una transformación también de fondo en la comunicación.
Se precisa retomar la información como el insumo básico, y abandonar el pago escandaloso en propaganda y publicidad, que de nada les sirvió a los regímenes priístas y panistas en las últimas décadas.
La transparencia, la rendición de cuentas, el gobierno y el parlamento abierto, es lo que hoy la sociedad exige y no puede dársele menos.
Por otro lado, la tecnología ha evolucionado, y si en la segunda mitad del siglo pasado, los medios impresos empezaron a menguar su imperio ante la irrupción de la radio, primero, y luego de la televisión, en la actual centuria el fenómeno avasallador es el del internet y en particular de las redes sociales.
Una comunicación moderna y eficaz implica asumir la multimedia como principal esquema, y la interacción y la participación de la gente como la forma no solo inevitable, sino deseable.
La ciudadanía demanda ahora, además del respeto al voto, su inclusión directa y permanente en el tratamiento de los asuntos públicos.
Por fortuna, En la Coordinación General de Comunicación Social del Senado de la República, han entendido bien estos nuevos tiempos y la dinámica y estrategia para informar y comunicar las actividades de ese poder toman un giro positivo.
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