Los quince trabajadores despedidos injustificadamente del diario La Jornada enfrentan un proceso de demanda laboral por su legítima reinstalación con un costo económico y personal muy extenuante para sortear la crisis a la que los ha orillado esa arbitraria medida. Sin embargo el costo político y moral que tendrá que pagar la actual dirección, a cargo de Carmen Lira Saade, será mucho más alto en términos de lo que históricamente se escriba sobre el periodismo nacional en un futuro no muy lejano. En las líneas de la historia a teclearse será un descalabro para su imagen como ya lo consigna en parte el libro de editorial Planeta intitulado “Granados Chapa”, escrito por el también periodista y fundador de la Jornada Humberto Musacchio.
Muchos despedidos de manera injustificada y aquellos que se fueron años antes por ser incómodos y que sufrieron hostigamiento laboral tienen gran acervo que aportar para lo que se escriba en el histórico proceso del que nació con el compromiso de ser “un diario de iguales”, al servicio de los más desprotegidos de México, con una línea de centro- izquierda y que se anunció como “…prensa Democrática” el 29 de febrero de 1984.
Parangonando las palabras del presidente Salvador Allende, de su discurso en los momentos del golpe de Estado en Chile contra su gobierno democrático “tengo la certeza de que, por lo menos será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición…”, se podría decir que la condena histórica será lo más vergonzoso para quienes en un futuro ya no estén más que referenciados en algún libro de historia.
Así ocurrió con los protagonistas que compila el libro “El periodismo en México 450 años de historia”, escrito por María del Carmen Ruíz Castañeda, Luis Reed Torres y Enrique Cordero y Torres, investigación dirigida por Salvador Novo, a quien por cierto Elena Poniatowska le escribió un artículo en La Jornada intitulado “Salvador Novo, nuestro gran maestro de escritura”, aunque recuerda su adhesión a Díaz Ordaz y al PRI en contra de los estudiantes de l968.
Esa investigación, consignada en el libro “El periodismo en México”, auspiciada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Escuela Nacional de Estudios Profesionales Acatlán y el Departamento de Publicaciones ENEP-Acatlán, hace un recuento de la prensa desde los inicios de la comunicación en la era preshispánica, pasa por el fenómeno de la misma en la Guerra de Independencia y llega al periodo de 1943-1968 con los éxitos, las peripecias, la vida y personalidad privada y pública de José García Valseca y su ocaso con la Cadena García Valseca.
Otras obras más recientes se han escrito sobre algunos medios, concretamente sobre Excélsior, el Unomásuno (de Manuel Becerra Acosta) y La Jornada, pero hay tanta información recabada, sobre todo por los sindicalistas despedidos (y plumas de opinión efímeras) de éste último diario, que dan para un voluminoso libro sobre todo su acontecer no sólo social sino también laboral.
Quien fuera secretaría general del Sindicato Independiente de Trabajadores de La Jornada (Sitrajor) en el momento de su injustificado despido, Judith Calderón Gómez, ha recopilado puntualmente cada hecho, cada momento, cada documento, cada declaración y diálogo del proceso sindical vivido al interior del diario que le permite tener material valiosísimo para ponerlo en manos de cualquier editorial que se interese por convertirlo en libro. Incluso, en la actualidad ya no se requiere de una editorial pues el Instituto del Derecho de Autor cuenta con otros mecanismos reconocidos para que cualquier ciudadano, con los protocolos de constitución correspondientes, pueda editar su propia obra.
Pero no habrá que esperar para que se conozca la verdad en una obra hecha libro, pues ya los miles de seguidores de las redes sociales que se han enterado de los mítines y las gestiones que llevan a cabo los despedidos injustamente de La Jornada se han formado una opinión sobre quién está cometiendo una reprobable injusticia, misma que quedará en los anales de la historia no sólo periodística sino universal.
El libro “Granados Chapa”, de Humberto Musacchio, ya lo revela con severidad. Y el juicio de la historia, seguramente, no recaerá de manera negativa en contra de los trabajadores sindicalistas que actuaron apegados no sólo a derecho sino en defensa de una prensa verdaderamente democrática, como reza la manta a espaldas de Carlos Payán Velver durante el lanzamiento de La Jornada en el Hotel de México aquel febrero de 1984.
Los sindicalistas del Sitrajor han luchado además por una prensa libre, crítica y consecuente con los principios de izquierda que tuvieron por norma el respeto a la disidencia, al libre pensamiento, al interior de una organización o partido, más cuando se es de la misma familia, como lo es Judith Calderón Gómez, quien también es codueña de La Jornada por ser accionista común, lo que hace más deleznable la acción de su despido.
En una entrevista para el medio Página 12, de Argentina, Carmen Lira Saade declaró: “somos un periódico catalogado de izquierda…No somos golpeadores ni estamos en ese plano: somos críticos muy responsables”. Para el Sitrajor y sus despedidos que luchan por una justa reinstalación, esas expresiones nada tienen que ver con el golpe antisindical y antidemocrático que se les ha asestado.
*Presidente de la ONG Fraternidad Naturista Ecologista de la Sierra de Guadalupe Mahatma Gandhi (Franature).