Imagine usted que las decenas de comandantes y los cientos de agentes que se corrompieron, hicieron escuela del crimen y formaron mafias en la DIPD (División de Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia) del tristemente célebre Arturo “El Negro” Durazo Moreno dejaron de ser buenos de la noche a la mañana sólo porque llegó a la Presidencia de la República el presidente de la renovación moral, Miguel De la Madrid Hurtado, sexenio en el que no bajó la delincuencia y siguieron los crímenes, muchos de lesa humanidad.
Y así podríamos ir sexenio tras sexenio atrás y veríamos que no sólo hay una violencia estructural que se le heredó al actual presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, sino histórica, si nos remontamos a al menos 60 años de la era priista y panista…y más allá.
¿Podríamos pensar que los halcones de 1971 creados por Luis Echeverría para asesinar estudiantes dejaron de ser buenos de la noche a la mañana sólo porque José López Portillo llegó al poder? ¿Podríamos decir que la violencia se acabó después de tanta masacre y persecución del movimiento de estudiantes de 1968? ¿Qué se hicieron aquellos agentes, policías, soldados y comandantes que se llenaron las manos de sangre torturando y asesinando inocentes?
Y así podríamos citar sexenio tras sexenio grupos de poder y delincuenciales que salieron de las mismas instituciones corrompidas para formar estelas de mafias en una estructura que perdura hasta nuestros días, como la que heredaron ”El Negro Durazo”, su esbirro Francisco Sahagún Baca y tantos y tantos que, desde luego, no huyeron del país ni mucho menos se metieron a monjes arrepentidos, sino que siguieron delinquiendo al amparo de funcionarios y presidentes municipales que vieron un negocio en la policía y las mafias coludidas con éstas.
La violencia estructural ha dejado muchas pacas de dinero por debajo de escritorios dirigidos por funcionarios aparentemente de traje pulcro y zapatos bien boleados, pero con una moral que han heredado a quienes les rinden frutos. Estos no cambiarán de la noche a la mañana sólo porque el presidente de la Cuarta Transformación les ofrezca vivir con una humilde pensión universal de 2 mil 550 pesos cada dos meses. ¡No!, muchos de ellos miden sus negocios ilícitos en millones de dólares.
Hasta aquí he dado sólo un botón de muestra de lo que salió de las instituciones corrompidas, porque no me digan que, por ejemplo, López Portillo no sabía nada de las andanzas y los crímenes de lesa humanidad de su amigazo “El Negro” Durazo y de toda la estructura de mafia que mal heredó a la sociedad mexicana y que aún padecemos, muchas de ellas en la clandestinidad, dispuestas a poner en entredicho la seguridad del gobierno de la Cuarta Transformación.
Además, el PRI y el PAN son los рartidos рolíticos que gobiernan las cinco entidades con mayores niveles de violencia, de acuerdo con el Índice de Paz México 2019, elaborado рor el Instituto рara la Economía y la Paz (IEP), ampliamente difundido en redes sociales.
No se diga, pues, la estructura de mafias como las del narcotráfico, trata de personas, tráfico de niños y de órganos, etc, etc, etc, y que van a seguir actuando al margen de la ley amparadas por comandantes, agentes del ministerio público y jueces pese a que el gobierno lopezobradorista les ha declarado la República amorosa para que se inserten en la legalidad del México del cambio. Ya parece que lo van a ver con el romanticismo del México amoroso cuando lo que ven a manos llenas es el dinero producto de la estructura de corrupción que dejaron los gobiernos pasados por lo que cabe decir: cuánto a que AMLO no es el responsable de la inseguridad.
Ahora bien, ¿cuántos municipios morenistas hay en el país? ¿Cuántos de éstos prometieron una academia de policía con elementos nuevos que no se han contaminado e inversión en patrullas y armamento para cambiar la estructura de corrupción de las anteriores administraciones en el ámbito policiaco? Hay muchos ayuntamiento que no han movido un dedo y la ciudadanía sigue viendo a los mismos policías viejos del antiguo sistema de corrupción rondar sus calles. ¿Qué les pasa a esos presidentes municipales morenistas del cambio? ¿A qué juegan?
Ahora bien, la oposición que gobierna municipios priistas, panistas, perredistas y demás y que son acérrimos críticos del presidente López Obrador sobre la inseguridad a través de sus dirigencias partidistas ¿qué han hecho para resguardar la seguridad de su ciudadanía local? ¿No hay en sus municipios un solo crimen, un solo asalto, un solo acoso a mujeres, etc, etc y etc?
¿Aceptarían ser medidos con el mismo rasero con que miden al actual presidente de esta república estructural e históricamente amafiada al amparo de poderes que aparentemente no se ven y que no se han ido del todo?
Así, 50, 60 o 70 años de estructuras corrompidas crearon no sólo miles de delincuentes sino miles de mafias convertidas en una verdadera industria del crimen que no van a cambiar ni se van a acabar de la noche a la mañana porque aún están empoderadas.
Cabe pues, la cuestión: cuánto a que AMLO no es el responsable de la inseguridad.
*Presidente de la ONG Franature
